Buttonwood: reuniones al aire libre para comprar y vender bitcoins

Vía Wired.com – Traducido del inglés

Es una húmeda noche de julio; media docena de personas se reúnen en las escaleras de los Jardines «Yerba Buena» de San Francisco – justo frente a la iglesia de San Patricio, en la calle Mission. Están vestidos con jeans y remeras, el típico uniforme de los programadores del área de la bahía. Mientras se oculta el sol, intercambian monedas en la niebla, vendiendo efectivo y piezas de plata por bitcoins y otras cripto-monedas. Cada tanto, un nuevo comprador o vendedor se acerca preguntando: «¿Buttonwoond?»

Bienvenidos a la manera más fácil y más privada de comprar la moneda más popular de Internet: en persona y cara a cara.

Las reuniones Buttonwood comenzaron en Nueva York hace algunos meses, y se extendieron rápidamente a San Francisco y Los Angeles. Buttonwood alude al acuerdo del 17 de mayo de 1792, que tuviera lugar bajo un árbol buttonwood (Mangle Zaragoza o Botoncillo) en Wall Street Nº 68, y que diera inicio a lo que posteriormente sería la Bolsa de Nueva York. Los bitcoiners de Yerba Buena se ven a sí mismos como los descendientes de estos comerciantes del siglo 18. Como ellos, llevan a cabo sus negocios al aire libre y cara a cara.

También piensan que están ante algo grande. Son verdaderos creyentes de Bitcoin, y están muy contentos de estar entre los primeros en adoptarlo. “Es como si se hubiera formado un nuevo país, y se necesita de todo,” dice John Light, el emprendedor que organizó la reunión Buttonwood de San Francisco.

Él se mudó desde los suburbios de Springfield, en Washington, al área de la Bahía en enero, esperando poder sacar provecho de la euforia en torno a Bitcoin. Para él, el evento es un retorno a las raíces de Bitcoin. “Se trata de descentralizar realmente el proceso de intercambio, habilitando una manera fácil de comprar y vender bitcoins.”

Unos minutos después de mi llegada, Zach Copley está buscando un comprador para sus dos monedas de plata estadounidenses «Eagle», cotizadas en eBay a unos u$s 27 cada una. Todos charlan compulsivamente mientras revisan las últimas cotizaciones en sus teléfonos móviles. Copley, un hombre de 44 años y barba, entusiasta de la cripto-moneda, le pregunta a Light si se las compraría por u$s 56. Light piensa que sólo valen $44. Luego de algunos regateos, Light ingresa la dirección Bitcoin de Copley en su teléfono celular y transfiere un poco más de medio bitcoin (u$s 50) al monedero digital de Copley.

Estas no son grandes transacciones, pero los participantes de Buttonwood no son grandes comerciantes. Son un grupo de entusiastas y curiosos mojándose los pies en el océano de las cripto-monedas. Quieren reunirse con personas afines y hacer negocios. Copley me dice que preferiría hacer todo en línea, pero correría el riesgo de que los pagos que recibe a cambio de sus bitcoins sean revertidos. Reunirse cara a cara e irse con el efectivo (o los bitcoins) en mano es más seguro. “Los negocios más fáciles y lucrativos se cierran online; sin embargo, son también los más riesgosos”, dice.

Es un fenómeno un poco inesperado: La moneda digital más prominente se comercia de manera más segura cara a cara. Pero Bitcoin es, en sí mismo, algo inesperado.  Fue concebido en 2009, en las todavía tibias cenizas de la crisis financiera mundial. Fue propuesto en un White Paper, y se popularizó sin el apoyo de ninguna autoridad central. De hecho, esta moneda fue una respuesta a la debacle de los bancos “demasiado grandes para quebrar”.

“Comprar bitcoins online puede suponer altas dosis de angustia y nerviosismo”, dice Light. Para usar la casa de cambio Mt. Gox, por ejemplo, debes presentar una identificación con fotografía y una constancia de domicilio antes de poder crear una cuenta. El mes pasado, Mt. Gox suspendió temporariamente las transferencias a cuentas bancarias estadounidenses. “Esas demoras pueden causar ansiedad,” dice Light.

Los reguladores a nivel federal y estatal han dejado en claro que cualquier compañía que se dedique a intercambiar dólares por bitcoins necesita saber quiénes son sus clientes para cumplir con las leyes “anti-lavado”. Este marco ha incentivado el crecimiento de un mercado informal basado en sitios web tales como Localbitcoins.com, cuya misión es poner en contacto a compradores y vendedores.

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