Derribando mitos: cómo funciona el efecto de red en Bitcoin

Entre las innumerables consecuencias del desmantelamiento de Bitcoin BTC por parte de Blockstream / Core, se me olvidó mencionar una en mi último post que debiera haber colocado en primer lugar. Si los Blockstream boys llegaran a salirse con la suya, el pequeño inversor que adquiere semanal o mensualmente BTC con una parte de sus ahorros a efectos de “almacenar valor” pagará tarifas cada vez más altas, hasta que no pueda adquirir más BTC ni usar los que ya ha adquirido (recordemos que el equivalente a mil dólares por transacción sería una tarifa normal y aceptable en el mundo fantástico de los Blockstream boys). En otras palabras, será expulsado de la red.

Y no importa si se trata de un pequeño o de un gran inversor, o de un usuario habitual u ocasional; el caso es que Bitcoin BTC solo puede incorporar nuevos usuarios –usuarios dispuestos a pagar tarifas antieconómicas por transacciones inseguras que además podrían demorar días o semanas en confirmarse– manteniendo afuera o expulsando de la red a otros usuarios.

Las implicancias de esta demolición económica centralmente planificada pueden ser ignoradas, pero no pueden ser evitadas. Para dilucidarlas, acudiré a un texto sumamente instructivo con el que tuve la suerte de tropezar la semana pasada. Su autor, LarsPensjo, empieza por definir el efecto de red:

Cuando la utilidad de un producto crece cuadráticamente con el número de usuarios, estamos ante la manifestación del efecto de red. Bitcoin Core (BTC) tiene principalmente dos utilidades: medio de cambio (transacciones) y depósito de valor.

Pero ya hemos visto que la primera se ve minada por el límite al número de transacciones impuesto por Blockstream. ¿Qué pasa entonces con el efecto de red de BTC, una vez eliminada su utilidad como medio de intercambio?

Como el número de transacciones no puede aumentar, más usuarios no agregan valor (no agregan utilidad a la cadena de bloques). Esto también es cierto para Ethereum, no solo para BTC.

El efecto de red funciona de la siguiente manera: supón que tienes N usuarios de una criptomoneda como medio de intercambio. Si ahora agregas uno más, el valor total de la utilidad que este añade es proporcional a N, ya que ahora hay N usuarios que pueden valerse de la utilidad incrementada. Ahora hay N + 1 usuarios. Agrega otro usuario, y la utilidad aumenta proporcionalmente a N + 1. Es decir que el valor total de la utilidad es proporcional a 1 + 2 + 3 + 4 + … + N. Esta suma total es proporcional a N² (lo que a veces se expresa como O(N²).

La utilidad como depósito de valor, en cambio, crece linealmente con el número de usuarios, por lo cual no califica como un efecto de red.

En 1976, Robert Metcalfe fue el primero en formalizar la previamente mencionada relación entre el valor de una red y el número de usuarios que encuentran utilidad en ella. La ley que lleva su nombre puede aplicarse a casi cualquier sistema que facilite el libre intercambio de información, como por ejemplo teléfonos, sistemas operativos y redes sociales. Y, por supuesto, a monedas. Pero si limitamos el acceso y nos quedamos con quienes buscan exclusivamente un depósito de valor con la liquidez de una piedra rai, limitamos también el valor potencial de la red.

En realidad, hay un retorno decreciente. Supongamos que hay 0 vendedores de computadoras. Agregar uno de estos proveedores agrega mucha utilidad. Pero pasar de 10 a 11 proveedores de computadoras ya no agrega tanta utilidad. Para una red grande, el valor de la utilidad es más como N*log(N). Pero sigue siendo superlineal.

Se puede decir que la utilidad transaccional de un Bitcoin artificialmente congestionado se correlaciona negativamente con el número de usuarios. Agregar más usuarios aumentará la demanda de transacciones, lo que provocará un aumento de las tarifas. Y tarifas más altas disminuyen la utilidad.

En el mejor de los casos, Bictoin Core (BTC) terminará siendo una forma complicada de dinero fiat, desprovista de utilidad para todos salvo para la vieja oligarquía financiera.

Pero Bitcoin tiene valor precisamente porque no requiere intermediarios con acceso privilegiado a un sistema de liquidaciones vedado a la plebe. Tiene valor en la medida en que nos libera de los jardines amurallados del dinero fiat, donde somos presa fácil de la confiscación, la censura y la inflación arbitraria. Por eso, quienes aspiren a reconstruir esos jardines amurallados en Cryptolandia no podrán retener el valor asociado al efecto de red, que escapará para refugiarse allí donde sea bienvenido.

Cuando el inexorable fracaso sistémico del dinero fiat empuje a miles de millones de personas a buscar una moneda funcional, escalable, segura, privada, libre de fricción y blindada contra la inflación, Bitcoin (“a peer to peer electronic CASH system”) estará allí para recibirlas.