Blockstream, la compañía dedicada a la construcción de soluciones para el procesamiento de transacciones en cadenas laterales (sidechains) unidas a la cadena de bloques, anunció finalmente el lanzamiento de su primer producto al mercado, y al hacerlo dejó ver los motivos por los que se ha opuesto tan firmemente al aumento del tamaño de los bloques de transacciones Bitcoin –en definitiva, revela por qué se ha opuesto a la visión de Satoshi Nakamoto–.
Blockstream anunció que lanzará su primera cadena lateral de Bitcoin comercial a principios de 2016. La cadena lateral, llamada «Liquid», ofrece transacciones instantáneas destinadas a satisfacer las necesidades de sitios de intercambio, casas de bolsa y otros actores de la industria.
A diferencia de las transacciones que ocurren dentro de la cadena de bloques de Bitcoin, las transacciones en Liquid no son procesadas por los mineros. Liquid utiliza un modelo de seguridad basado en el «consenso federado» para confirmar las transacciones. Una determinada unidad enviada a la cadena lateral queda bloqueada en una típica dirección multisig (de múltiples firmas) en la cadena de bloques de Bitcoin, y es necesario utilizar varias claves privadas para desbloquearla.
Los sitios de intercambio y cualquier empresa que desee unirse a la cadena lateral Liquid deben suscribirse a través Blockstream, que cobra una tarifa mensual por su servicio.
En realidad esto no sería preocupante si no fuera porque varios de los desarrolladores del cliente Bitcoin Core –actualmente el más utilizado– forman parte de Blockstream.
Así lo ve Aquent, miembro del Bitcoin Forum:
Ellos quieren convertirse en el AOL (America Online) de Bitcoin, y en el camino apartar a los usuarios de la cadena de bloques abierta y quedarse con una gran parte del valor correspondiente a las tarifas que normalmente cobrarían los mineros, así como balcanizar la cadena de bloques para controlarla con sus jardines amurallados.
Tiene sentido que se opongan a todas las propuestas que se han hecho mejorar la seguridad de las transacciones que aún no han sido confirmadas dentro de la cadena de bloques, porque de esa manera sus «soluciones» lucen más competitivas en comparación, o que se opongan a los monederos que no requieren la descarga de toda la cadena de bloques, ya que prefieren que la gente no tenga más remedio que usar una de sus cadenas laterales comerciales. Y, por supuesto, tiene mucho sentido que se opongan a un aumento del tamaño de los bloques, porque si no hay espacio en la cadena abierta tendremos que pagarles para utilizar uno de sus jardines amurallados.
Yo creo que los mineros son lo suficientemente inteligentes como para eventualmente darse cuenta de que la supuesta preocupación por la centralización no es más que una cortina de humo para reducir la capacidad de Bitcoin y reemplazarlo con alternativas que sirven a los intereses de Blockstream. Con el tiempo, la propia necesidad de los mineros de rentabilizar sus inversiones, y el deseo de los usuarios de registrar sus transacciones en una cadena de bloques segura y que no esté artificialmente restringida, despejarán sus mentes y todos verán muy claro que una cadena de bloques abierta es lo mejor para ellos, para Bitcoin, y para el mundo.