Ya llegamos al día 626 del bloqueo financiero contra WikiLeaks, y Julian Assange se encuentra en la Embajada de Ecuador, en Londres, a la espera de un salvoconducto.
A raíz de la liberación masiva de cables diplomáticos secretos de Estados Unidos, en Noviembre de 2010, las donaciones a WikiLeaks fueron bloqueadas el 7 de Diciembre de 2010 por Bank of America, VISA, MasterCard, PayPal y Western Union.
Afortunadamente, hay una forma de evitar este y otros bloqueos financieros, gracias a un sistema de pago global que es inmune a la presión política y a la censura monetaria.
Durante todo el bloqueo, WikiLeaks ha recibido en su dirección Bitcoin pública más de 32.000 dólares, correspondientes a más de 1.100 donaciones en bitcoins (1BTC = $ 10.00). Sin embargo, estas cifras pueden ser mucho más elevadas, debido a que no están incluídas las direcciones Bitcoin generadas individualmente – que WikiLeaks provee a los donantes que las solicitan.
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«Somos testigos de la privatización de la censura, ya que esto se está haciendo como respuesta a la intensa presión del Gobierno de los EE.UU.», dijo Kristinn Hrafnsson, portavoz de WikiLeaks. «Es extremadamente importante que luchemos para detener este proceso, aquí y ahora, así en el futuro no tendremos que padecer a unos pocos gigantes financieros que deciden quién vive y quién muere en este campo».
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La libertad para efectuar pagos es una extensión del derecho a la privacidad financiera. No cabe exagerar la importancia de las transacciones con dinero digital no rastreable (símil cash) y sin intermediarios financieros, pues el dinero nunca fue – ni debe ser – una herramienta destinada a escudriñar a las personas o a restringir sus pagos. Mientras nos movemos hacia un sistema monetario digital, es vital que contemos con la opción de realizar transacciones anónimas.
Quienes no apoyan la libertad de pagos, tengan presente este bloqueo financiero invocado en nombre de la corrección política, antes de descartar el valor inherente a un medio descentralizado – no político – de intercambio. Si de verdad somos dueños de nuestro dinero, debemos ser los árbitros finales de cómo y en qué lo gastamos. Bitcoin restablece nuestra autonomía frente al poder de turno.
