La batalla por una Internet libre no se dará en los tribunales

Image by Roman Marzinger/Westend61/Corbis
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La represión de la libertad de acceso a la información le dió impulso a BitTorrent, a Wikileaks y a millones de blogs que no responden a intereses gubernamentales ni corporativos. La represión de la libertad monetaria nos trajo a Bitcoin. Este es un proceso inexorable, que seguirá dándose una y otra vez frente a cada intento de controlar Internet.

Evidentemente, la batalla por la libertad no se librará en los tribunales. Ni siquiera debería librarse una batalla contra los poderosos de turno, pues no tiene sentido luchar por el reconocimiento de nuestras libertades. ¡¿Cómo?!

La corrupción y el creciente intervencionismo estatal no son perversiones del estado; son, respectivamente, su esencia y su propósito. Por lo tanto, combatir los abusos del estado con los medios del estado es tan práctico y razonable como usar una guillotina para aliviar el dolor de cabeza. El propósito de la guillotina es matar, se diga lo que se diga en su defensa.

Así como lo contrario de la violación es la relación sexual mutuamente consentida, y no la violación con penetración limitada, lo contrario de la coacción estatal no es menos coacción estatal, sino relaciones libres y voluntarias entre seres humanos.*

¿Utópico?… cotidiano mejor dicho, además de legítimo, eficiente, viable y a nuestro alcance.

Si no queremos que los gobiernos atenten contra nuestras libertades, dejemos de implorarles que las reconozcan y que las protejan… y seamos libres. Los políticos no van a renunciar a la violencia si nosotros no renunciamos antes a la esperanza en la política.

Para finalizar esta entrada, cedemos la palabra a Irdial, uno de los bloggers más brillantes que esconde la red de redes:

Los estatistas, siempre tan ignorantes como carentes de imaginación, quieren privar al mundo de la superabundancia que viene de la mano de este nuevo modelo de negocios. Hacen todo lo posible para frenar el crecimiento exponencial de las herramientas, los contratos y las tecnologías que beneficiarán a todo el planeta, con tal de proteger los intereses de un puñado de  analfabetos tecnológicos.

Lamentablemente para ellos, cuanta más presión ejercen en contra de Internet, más fuerte se torna. Cada vez que han intentado paralizar un servicio, el resultado ha sido el fortalecimiento de dicho servicio, o bien la creación de otros similares pero más resistentes a los ataques.

* Versión en español de un ejemplo ideado por el filósofo canadiense Stefan Molyneux.