Vía Tech in Asia
La Autoridad Monetaria de Singapur (MAS), el banco central del país, ha decidido no intervenir en la decisión de las empresas de aceptar Bitcoin como medio de pago por sus bienes y servicios.
El que los negocios acepten o no bitcoins a cambio de sus productos y servicios es una decisión comercial en la que el MAS no interviene.
Así lo comunicó dicha institución en un correo enviado a una plataforma de intercambio de bitcoins con sede en Singapur (Coin Republic). Singapur es uno de los principales centros financieros del mundo, al que cada vez más se lo ve como un serio competidor frente a la banca privada de Suiza.
El gobierno de Singapur ha sostenido durante mucho tiempo que el MAS no regula las monedas virtuales, por lo que esta última declaración es coherente con su postura.
La última vez que el MAS había emitido un comunicado con respecto a Bitcoin fue en septiembre, cuando advirtió a los especuladores sobre los “riesgos” de su comercialización: “Si Bitcoin deja de funcionar, puede que no haya un tercero identificable responsable del reembolso de sus fondos o alguien a quien recurrir», dijo entonces un portavoz.
El anuncio del MAS sucede luego de las recientes revelaciones de que BTC China, la casa de intercambio de Bitcoin más grande del mundo (por volumen de transacciones), ha dejado de operar en RMB. Estos acontecimientos han hecho caer el precio del BTC por debajo de 500 dólares, antes de su recuperación por encima de los U$S 600. Sin embargo, algunos observadores creen que tal resistencia es indicación de que Bitcoin llegó para quedarse.
Países de todo el mundo han reaccionado a la moneda en una variedad de formas. Según David Moskowitz, fundador de Coin Republic, Alemania está muy abierta a Bitcoin; de hecho, allí se lo ha considerado una forma de dinero privado. Noruega no lo considera una moneda, pero sí un activo sujeto a impuestos; mientras que el Reino Unido ha optado por no regularlo aunque se le aplican normas fiscales.
Mientras tanto, Japón también ha optado por no regularlo; Canadá mantiene un entorno regulatorio amigable y una postura abierta; y Estados Unidos está abierto a la moneda, pero ha emitido comunicados para orientar a los empresarios involucrados en la transferencia de dinero, con vistas a una serie de regulaciones que aún no están definidas.