Mito: “Cualquiera podría hacer una copia de Bitcoin que logre desplazarlo”

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Image by Rubio Cartoons/Flickr

Los que esto afirman tienden a ver en el código abierto una debilidad más que una fortaleza. Como el código puede copiarse, razonan, cualquiera podría usarlo para su propio beneficio. Lo que no comprenden es que las ventajas de Bitcoin no dependen en lo más mínimo del secretismo; por el contrario, la extraordinaria vitalidad y robustez del proyecto Bitcoin son frutos de la apertura y la transparencia que constituyen su signo distintivo.

En primer lugar, cabe recordar que las “monedas” generadas bajo las reglas de un protocolo semejante al de Bitcoin (las “pedrocoins”, digamos, si el aspirante a fundador de la nueva criptomoneda se llamara Pedro), serían automáticamente rechazadas por los usuarios de Bitcoin. “¿Pero quién necesita a los bitcoiners?”, dirá Pedro: “Pedrocoin es el futuro; ¡viva Pedrocoin!…”

Mientras dejamos que Pedro se calme, veamos cuáles son las razones por las cuales Pedrocoin correría la misma suerte que le ha tocado en su momento a Ixcoin, a I0coin y a Freicoin, entre otros forks de Bitcoin:

First mover advantage (la ventaja del pionero)

Aunque en modo alguno garantiza el éxito frente a la competencia, ser el primero en un determinado campo implica una enorme ventaja. Es cierto que si el pionero se estanca, en algún momento será superado, pero también es cierto que el proyecto Bitcoin es inverosímilmente dinámico, y nada indica que vaya a dejar de serlo.

Network effect (efecto de red)

La moneda es la clase de instrumento que resulta tanto más útil cuantas más personas deciden adoptarlo. En su mayoría, quienes eligen a Bitcoin NO lo hacen porque aprecian la exquisita belleza de su código (aunque de seguro esto no les molesta), sino porque muchos otros lo han elegido antes.

Poder computacional

Aunque el código de Pedrocoin sea casi igual al de Bitcoin, la seguridad del sistema dependerá del poder computacional que aporten los mineros a la red – y estos no invierten en electricidad y equipos de última generación con fines precisamente caritativos. Sin el apoyo de una masa crítica de mineros bien incentivados, ningún proyecto semejante a Bitcoin tendrá la más remota posibilidad de despegar.

Ecosistema

La gente siempre tenderá a preferir, entre dos monedas, a la más líquida, vale decir a la que más fácilmente puede ser intercambiada, en todo momento, por cualquier activo. Por eso, ni siquiera una cantidad de ventajas técnicas respecto a Bitcoin serían suficientes para superar el peso de su amplia aceptación y de todo lo que a su alrededor se ha desplegado (el vasto y complejo ecosistema de programadores, comerciantes, consumidores, emprendedores, mineros, operadores, ahorristas, etc.).

Confianza

Muchos de los que se acercan a Bitcoin en realidad están huyendo de sistemas monetarios que demandan su confianza ciega en tal o cual institución humana. Entre la promesa de un gobierno y la certeza de las matemáticas, ellos eligen lo segundo, y por lo tanto rechazarán todas las variantes de «gobiernocoins» (inflacoin, deudacoin, defaultcoin, etc) que se les presenten, digan lo que digan las autoridades. Como hemos argumentado en otra oportunidad, no será el amor sino el espanto lo que despertará el interés por Bitcoin en el gran público.

Comodidad

Usar simultáneamente bitcoins y pedrocoins implicaría una nueva serie de dificultades para la mayoría de los que recién están empezando a entender el funcionamiento de Bitcoin, y a gestionar sus carteras.

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