«No hay espectáculo más terrible que la ignorancia en acción.»
Goethe – Poeta y dramaturgo alemán
Se me ha torcido el culo nada más levantarme. Sí.
Y no era el día. Me levantaba feliz, pletórico diría, tras un gran concierto que pude disfrutar anoche y contento por haber hecho limpieza –la tarde antes– en asuntos profesionales que me habían tenido ocupado en exceso.
Pero nada más sentarme con un poco de calma a trabajar me encuentro que nuestra querida revista Forbes (que a veces escribe cosas decentes) había sacado un artículo incendiario que dice que el BLOCKCHAIN de BITCOIN era un refugio seguro para todo tipo de MALWARE y algo de ABUSO SEXUAL A NIÑOS según un informe de INTERPOL.
Seguro que ya habéis cogido la idea con esas mayúsculas.
Yo pensaba que Forbes era aceptablemente seria como publicación, y que hay un editor jefe en cada parte que suele supervisar las locuras que hacemos los que escribimos para los medios. Pero debía estar enfermo ese día, porque su color ha cambiado.
Es amarillo, muy amarillo en periodismo y medios, sacar un titular así. Me explico. El titular exacto es “Bitcoin’s Blockchain Offers Safe Haven For Malware And Child Abuse, Warns Interpol”.
¡¡¿Qué es esto del Bitcoin?!! Cosa de hackers y expertos en informática que habitan un mundo de virus y redes criminales, que siempre luce mucho en los medios este tipo de cosas: dan color a las frías noticias económicas, como diría algún editor jefe. Pues vamos a ver qué experto lo ha escrito: un tal Thomas Fox Brewster, que dice dedicarse a la privacidad, el crimen digital y a la cultura hacker.
¿Pero no a Bitcoin y la información relacionada?
Bueno, no se puede saber de todo.
¿¿Pero qué pasa entonces?? ¿¿Estamos facilitando el abuso sexual a niños por usar Bitcoin??
Si nos ponemos técnicos, Bitcoin permite que cada persona que quiera dejar 40 bytes de datos en una transacción registrada para siempre en el blockchain, pueda hacerlo.
Esos 40 bytes pueden ser parte de un archivo, y reuniendo muchas partes de 40 bytes pues obtendríamos un archivo más grande. Que podría ser una imagen. O un vídeo. O un audio. O un texto. O cualquiera cosa en realidad: el límite lo pone la creación humana sobre el mundo digital en el que estamos realmente en pañales.
Eso es lo que realmente ocurre. Nada nuevo para los que conocemos Bitcoin.
El “problema” que argumentan es que esa secuencia de partes de 40 bytes, que podría por ejemplo contener la imagen de un acto criminal se encuentra “condenada” a la eternidad del blockchain, pudiendo rescatarse de la historia de transacciones reflejada en la misma si se tienen las direcciones implicadas.
El blockchain podría almacenar dentro de los 40 bytes de la función OP RETURN cualquier clase de archivo digital fraccionado. Vale. Y también secuencias de órdenes para BOTNETS. Sí, seguro que sí. Y dependiendo de la velocidad que alcanzasen las transacciones, hasta una emisión de radio en streaming usando Bitcoin y su blockchain sería posible. ¿Puede usarse Bitcoin para la comunicación segura entre dos personas, incluso usando una única dirección? Sí, se puede.
¿¿Se puede usar Bitcoin –o una tecnología similar– para hacer el mal??
¿¿Es que nadie va a pensar en los niños??
Sí. Seguro. Se puede usar Bitcoin para hacer el mal. Tanto como el dólar o el euro. O una hoja de papel –con algo escrito– que es visible a todo el mundo que lo quiera ver.
Cuando leo noticias así me da un poco de mala uva: ya no es que su amarillismo retrase lo que podría ser una adopción tecnológicamente interesante y beneficiosa para todos, sino que nos trata como a gilipollas.
¿Se imagina alguien que pudiera existir –hoy día– un lobby contra la fotografía digital porque atenta contra la seguridad al posibilitar cometer delitos donde esté implicada la fotografía? Las malvadas cámaras de fotografía digital que no pasan el “revelado público”.
¿Y un grupo de acción contra los lapiceros porque sirven para caricaturizar al profeta de alguna religión tanto como para escribir sus preceptos? Otra vez disquisiciones estériles con Bitcoin por medio. Más charla sobre el sexo de los ángeles. Otra vez el peligro de Bitcoin que amenaza a la humanidad, Internet, las redes, a tu madre, tu hijo, tu puesto de trabajo, la comida de tu perro, y las medicinas que necesitas. ¡¡Bitcoin te desahuciará de tu casa y te pondrá una multa por dormir en la calle o comer de la basura!!
Perdón, eso es la policía en España. No Bitcoin.
Son artículos –los escritos para limpiarse el orto, como el de Forbes– que sólo tienen dos cosas de reseñables: el lugar donde se publican y la mala leche que tienen.
Pero lo que sí es reseñable e interesante, es que Interpol tenga la ocurrencia de pronunciarse sobre Bitcoin. ¿Qué ha dicho exactamente Interpol sobre Bitcoin? Nada nuevo. Observen.
La Interpol está aprendiendo lo que es Bitcoin y lo que es la blockchain y ha descubierto que el protocolo permite que quien quiera pueda escribir 40 bytes por transacción en un libro público.
Y se han asustado mucho. Les preocupa pero no acaban de identificar cuál es el peligro y quién está amenazado, y en su comunicado oficial dicen como título: “INTERPOL cyber research identifies malware threat to virtual currencies” o lo que es igual en español: “El grupo de investigación digital de INTERPOL identifica una amenaza de malware contra las monedas virtuales”.
Dicho de otra forma: estaban en primer curso “de cibercrimen” y han descubierto lo de los 40 bytes, y ahora deducen que almacenar esa información puede tener múltiples utilidades, algunas de las cuales podrían ser ilegales.
Pues vale. Es como que un chaval salga de la escuela corriendo a contarle al mundo que ha comprendido que existe una relación entre la circunferencia y su diámetro que resulta ser un número llamado Pi. Y que gracias a saber eso se podrán hacer muchas cosas, algunas buenas y otras malas según se usen. Alarmado sin ver que no es sino una herramienta que puede usar.
No ha pasado nada nuevo en el universo Bitcoin, el protocolo no ha cambiado, no ha habido un hard fork que nos tenga locos ni unos extraterrestres han empezado a invertir poder computacional para llevarse su parte del botín.
No, amigos de la Interpol. Las monedas digitales no están en peligro por esos 40 bytes de información que cualquiera puede usar. El peligro no es otro que, esta vez, vosotros ya no tenéis el control.
Y para mí eso no es un peligro sino un motivo de alegría.