La idea de que necesitamos un poco de inflación de precios para «alentar el gasto» y «estimular la economía» forma parte de la propaganda diseñada por la clase parasitaria para perpetuar esta estafa colosal. Lo cierto es que no es necesario «alentar» a las personas a gastar dinero. ¿Acaso alguien adquiere dinero con algún otro fin que no sea eventualmente gastarlo? La cuestión es siempre cómo las personas eligen asignar ese gasto a lo largo del tiempo: cuánto van a gastar hoy frente a cuánto mañana, frente a cuánto el próximo año, etc.
También tengamos en cuenta que, cuando ahorramos dinero, estamos haciendo una inversión en la economía general. En rigor, el dinero no es riqueza; el dinero es un instrumento que nos permite acceder a recursos reales y escasos; es un sistema de contabilidad que facilita el intercambio de esos recursos al funcionar como un registro creíble del valor entregado pero aún no recibido.
Cuando mantienes atesorada cierta cantidad de dinero, los recursos que podrías haber adquirido de inmediato permanecerán disponibles para ser utilizados por otros, ya sea para consumo o como bienes de capital. Puede decirse que has prestado esos recursos reales al resto de la sociedad. Entonces, si tuviéramos un sistema con una oferta monetaria no inflacionaria, el poder adquisitivo de ese dinero aumentaría con el tiempo, acompañando el crecimiento de la economía. En ese escenario, la tasa de deflación de precios sería esencialmente la «tasa de interés», determinada por el mercado, de un préstamo de muy bajo riesgo que puede retirarse en cualquier momento (gastando el dinero atesorado).
O piénsalo desde el ángulo opuesto: ¿por qué una oferta monetaria inflacionaria es perjudicial para ti? Nuevamente, se supone que el dinero representa una señal creíble de valor entregado pero aún no recibido. Si hay una entidad que puede emitir dinero nuevo a un costo prácticamente nulo, el mensaje transmitido por ese dinero nuevo será falso. Estoy seguro de que puedes comprender intuitivamente de qué manera un falsificador cualquiera te está robando cuando te paga con billetes falsos que acaba de imprimir en su sótano. Bueno, lo mismo es cierto en el caso de los falsificadores más sofisticados, que llaman a sus operaciones de falsificación «operaciones de mercado abierto», «flexibilización cuantitativa» y cosas por el estilo.