Por Jamie Redman
Desde la creación de Bitcoin, muchas personas llegaron a la conclusión de que la tecnología criptográfica podía ser un medio para proteger la libertad individual mediante la separación de la Moneda y el Estado. Este concepto está emparentado con el de separación de Iglesia y Estado, salvo que en el primer gran divorcio, cuando el poder de la iglesia se disipó, los Estados nacionales llenaron rápidamente ese hueco. En la actualidad, las criptomonedas permiten efectuar transacciones financieras sin intermediarios y esto despoja el arsenal del Estado de un arma extremadamente poderosa.
Hace más de dos décadas, los cypherpunks esparcieron las semillas del cripto-anarquismo, al imaginar y proponer un futuro libre de saqueadores y parásitos escudados detrás del monopolio de la violencia gracias al uso de tecnologías que ya estaban disponibles.
Así como la tecnología de la impresión redujo el poder de los gremios medievales y alteró la estructura de poder de su tiempo, los métodos criptográficos cambiarán la naturaleza de las corporaciones y limitarán la intervención de los gobiernos en las transacciones económicas.
Timothy May, 1988
Los cypherpunks de Silicon Valley se hicieron un nombre en las décadas del 70 y 80 con enormes aportes científicos y tecnológicos que inspirarían gran cantidad de manifiestos cripto-anarquistas. En 1997, dos conocidos asesores de inversión y autores, James Dale Davidson y Lord William Rees-Mogg, publicaron un libro que también predecía el advenimiento de una serie de cambios sociales tectónicos en el siglo XXI, titulado “El individuo soberano”. Allí predijeron la llegada de las criptomonedas y, como resultado de su adopción, una profunda reorganización económica.
El libro de Rees-Mogg y Davidson no mencionaba específicamente a Bitcoin, dado que fue publicado unos 12 años antes de la irrupción de las criptomonedas. Sin embargo, entre sus predicciones mencionan el nacimiento de una forma de “cybercash” (efectivo digital o ciber-efectivo) libre de todo control centralizado, y de “un fenomenal crecimiento de la autonomía individual, que forzará una caída de la capacidad para poner impuestos de un 50 a un 70 por ciento”, gracias a dicha tecnología.
“Se desarrollará lo que promete ser la economía más grande del mundo para la segunda década del nuevo milenio”, se afirma en “El individuo soberano”. Si la tendencia que Davidson y Rees-Mogg han predicho es acertada, y colocamos la invención de Bitcoin en la línea de tiempo proyectada en su libro, tenemos buenas razones para sospechar que los cambios por ellos anunciados ya han comenzado. La criptoeconomía, por caso, es hoy una economía de alrededor de 200 mil millones de dólares que no está respaldada por ninguna entidad gubernamental ni corporativa. Los gobiernos no simpatizan con la idea de una moneda electrónica sin fronteras, pero todavía no se ponen de acuerdo en la manera de lidiar con esta nueva amenaza a su poder.
Cómo la era de la información y Bitcoin modifican las reglas del juego
La red abierta ha permitido que las economías en línea prosperen, y los epicentros financieros y tecnológicos, como New York y Silicon Valley respectivamente, no están jerárquicamente por sobre el poder sin fronteras ni rostro de internet. Los gobiernos se sienten amenazados por estas tecnologías y las predicciones de “El individuo soberano” sugieren que los Estados nacionales van a luchar, al igual que la Iglesia lo hizo.
En los tiempos del apogeo de su “dominancia institucional, la iglesia vio su monopolio desafiado y destrozado –una autoridad que había sido incuestionable por siglos pasó a estar en disputa–”, explican Rees-Mogg y Davidson. La línea de tiempo de “El individuo soberano” predice que durante este siglo veremos una situación muy similar. Con herramientas económicas como las criptomonedas y otros avances tecnológicos como el software autónomo, los drones, la red Onion (Tor), los VPNs y las economías de “influencers” y trabajos “freelance”, la gente podrá comenzar a expulsar a la burocracia de su vida diaria, y eventualmente contará con la posibilidad de contratar libremente servicios de defensa y gobernanza que compitan con el monopolio estatal. Davidson y Rees-Mogg no lo dudan:
Nosotros creemos que cambios tan drásticos como ese de hace quinientos años volverán a darse. La revolución de la información destruirá el monopolio del poder de los Estados nacionales. Así como la iglesia del medievo tardío, el Estado nación al final del siglo veinte es una institución extremadamente gastada y endeudada que ya no tiene forma de recuperarse. Su funcionamiento nunca ha sido más irrelevante (cuando no directamente perjudicial) para la prosperidad de aquellos que hace no mucho tiempo habrían sido sus más firmes partidarios.
El futuro es ahora
Justo ahora, es posible que estemos entrando en la fase inicial del cambio que libros como “El individuo soberano” predijeron décadas atrás. En la página 160 del libro, ambos autores se muestran convencidos de que una vez que el comercio se afiance en internet, “inevitablemente aparecerá una forma de ciber-dinero”. Esta nueva forma de dinero, dicen Rees-Mogg y Davidson, “modificará las reglas del juego, reduciendo el poder de los Estados nacionales en todo el mundo”. “Accesible, anónima, fácilmente verificable, esta moneda permitirá realizar las transacciones más grandes y las más pequeñas. Se podrá enviar usando tan solo un par de teclas, en un gigantesco mercado sin fronteras”.
Es emocionante comprobar que estas predicciones, anunciadas tantos años atrás, comienzan a cumplirse. La irrupción de Bitcoin y de la economía que se ha desarrollado en torno a los miles de activos digitales hoy existentes muestran que una profunda transformación está ocurriendo en este momento. Los escritos de los cypherpunks y libros como “El individuo soberano” pueden ayudarnos a entender por qué.