Opinión

Al igual que Kim Dotcom –y que Satoshi Nakamoto–, Elon Musk considera que el valor de una criptomoneda deriva fundamentalmente de su condición de dinero en efectivo p2p.

Acorralado por la simple lógica que se desprende de las palabras de Kim Dotcom, el pobre Tone Vays se convierte en un manojo de nervios a punto de estallar.

Nuestra industria ha demostrado que puede acompañar un crecimiento (más que) exponencial. Satoshi tenía razón: al usar bloques más grandes, nunca llegamos a un techo de escalabilidad.

Bitcoin Core (BTC) es ahora un sistema de liquidaciones, y sería una locura usarlo para algo que requiera un sistema de efectivo electrónico.

A pedido de los lectores, llega la segunda parte del catálogo de personajes que alberga esta jungla llamada Bitcoinlandia.

En “El individuo soberano” (1997), Rees-Mogg y Davidson predijeron la llegada de las criptomonedas y, como resultado de su adopción, una profunda reorganización económica.

No es lo mismo una cruz dibujada en un mapa que un tesoro palpable; de nada sirve que nos muestren el camino si no estamos dispuestos a transitarlo.

No sería razonable tocar la marcha triunfal sin antes considerar los poderosos incentivos de las millones de personas cuyos ingresos dependen hoy, directa o indirectamente, de la maquinaria estatal