Bitcoin no quiere anónimos (II)

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Por moraluniversal.com

(Ver parte 1)



La prueba de trabajo y el anonimato


Como hemos visto en la primera parte, la naturaleza de Bitcoin como moneda deflacionaria impone serias demandas sobre la integridad de sus usuarios; y dar la cara es un elemento importante de integridad, tanto personal como empresarial. Existe un fuerte incentivo económico-contable para que las operaciones monetarias sean hechas abiertamente, de manera proporcional a su importancia.

Bitcoin rechaza la idea del anonimato también por propia construcción. Contrariamente a lo que se piensa, Bitcoin no es un sistema anónimo. Algunos lo llaman “pseudo anónimo”, pero olvidan que el uso que se le da al software no es una característica inherente a este. ¿Acaso llamamos al dinero físico “pseudo anónimo”?

La cadena de bloques que registra todas las transacciones y el flujo de todos los bitcoins es necesariamente pública – al contrario que el dinero ordinario, físico o electrónico. Así que el anonimato se reduce a la capacidad que tiene cada usuario para desvincular su identidad de la dirección/es Bitcoin que controla, lo cual queda totalmente fuera de la estructura del sistema. El sistema de hecho asigna identidad unívoca a cada dirección – o clave pública – y emplea recursos computacionales monstruosos para garantizar esa identidad: la prueba de trabajo utilizada para confirmar las transacciones.

Un número de cuenta bancaria no significa nada si no recibe nunca dinero; es decir, si no se asocia ese número – que representa posesión – con otro – que representa valor. Si yo me monto una réplica de la red de mi banco en mi computadora y añado ceros al saldo de “mi cuenta” (por la derecha) no estoy ganando dinero… El banco depende de un sistema de verificación que es, en última instancia, centralizado. Tanto la integridad de las cuentas del banco como las de Bitcoin dependen de la validez de las transacciones que se hacen desde y hacia ellas. Como Bitcoin es un sistema descentralizado, esta validez es el resultado de la prueba de trabajo a la que se somete a los “mineros”.

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Ninguna autoridad o entidad centralizada puede dar más legitimidad a un certificado de valor como es el dinero digital que un sistema de prueba de trabajo, porque este es una solución objetiva al problema del consenso en sistemas distribuidos1. Y la capacidad de este sistema para garantizar los derechos de propiedad y su autenticidad no se limita al ámbito monetario2.

Así que mucho trabajo – valga la redundancia – está puesto en asegurar la identidad unívoca de valores y cosas según este revolucionario protocolo informático. Un procedimiento tan arraigado e indiscutible como que existe entre los animales sociales para determinar el valor objetivo de distintos especímenes: su identidad.

En marcado contraste con esto, por lo que respecta a la conducta humana en el todavía incipiente mundo Bitcoin, encontramos una tendencia a esconderse, ¡precisamente por tener la “osadía” de reivindicar este nivel más elevado de posesión de valor! Esta tendencia es comprensible, dado el interés de los violentos en difuminar la idea de lo que es tuyo (para poder robarte, claro); pero esto es algo que la gente percibe con el estómago, y muchos acaban proyectando sus culpas en Bitcoin como si fuera una herramienta de incógnito para hacer cosas “malas malotas”. ¡No lo es!

Bitcoin es un protocolo más claro y transparente que el agua, y más inmaculadamente honesto que la cara de un bebé. Usar un protocolo electrónico así tras un protocolo humano de anonimato y falta de integridad es una incoherencia sublime; el equivalente a dar la razón a los estándares de registro ineficaces, subjetivos e hipócritas que siempre hemos visto.

Cuando un señor escribe en un foro de internet y no tiene la mínima decencia de identificar sus palabras con un nombre de usuario único, sabemos que este señor no está hecho para una economía bitcoinizada. Este señor deliberadamente evita registrar sus acciones de manera consistente, para no tener que responder por ellas; lo cual le resta valor en cualquier sistema racional de intercambio o interrelación.

Cuando un señor se escuda en la doble identidad para hacer comentarios sucios en un inocente blog, sabemos que si controlara más del 50% de los nodos haría un doble gasto  – sin mencionar lo que haría si tuviera poder político. Sabemos que no reconoce la primacía del individuo en las relaciones humanas, ni la importancia de la confianza y la reputación en las relaciones económicas. Este señor es un liviano al que más le valdría la volatilidad de las altcoins, y a quien el progreso de Bitcoin dejará fuera de juego junto con sus ideales nebulosos.

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Cuando un señor se pone una máscara bigotuda de sonrisa sarcástica que le hace indistinguible de otros humanoides desechables, sabemos que no quiere ser humano. Obviamente un dinero irreal, subrepticio y abusivo como el que producen los estados modernos es más apropiado para este rebaño postmoderno de “anónimos” – a menos que pudiesen habilitar una moneda que no dejase “ni rastro”.

1
‘El valor de Bitcoin está en la descentralización’
2
‘Liberación por medio de la criptografía’; proofofexistence.com