Blockstream ha convertido a Bitcoin Core (la versión deliberadamente discapacitada de Bitcoin) en una organización sectaria que solo admite la afiliación y permanencia de jóvenes crédulos e impresionables. Quienquiera que allí se atreva a ejercitar abiertamente sus facultades racionales tendrá que enfrentar, como única respuesta y preludio a la expulsión definitiva, el balido ensordecedor del rebaño.
En la granja de Blockstream / Core, el debate ha sido reemplazado por la glorificación de una doctrina que ocupa las mentes desalojando todo vestigio de duda. Sin desafíos tranquera adentro, y protegidas contra la evidencia proveniente del mundo exterior, las certezas que con tanto celo han cultivado los censores parecían efectivamente inconmovibles. La paz, como de costumbre, reinaba en el establo –al menos hasta la semana pasada–.
De pronto, se supo que un desarrollador de Bitcoin (Cash) había descubierto un error crítico que llevaba dos años agazapado en el código de Bitcoin Core. Para sorpresa de los devotos, uno de sus principales artículos de fe, el de la infalibilidad de los desarrolladores de Blockstream / Core, se desmoronó el 21 de septiembre como un castillo de naipes.
Para hacerse una idea de la gravedad que entrañaba dicho error, baste decir que alguien con malas intenciones podría haberlo aprovechado a efectos de paralizar el funcionamiento de la red y/o inflar la masa monetaria a su favor de manera indetectable para el resto de los nodos. ¿Qué habrían hecho, en tales circunstancias, los creyentes unidos bajo los lemas “hard fork = altcoin” y “el código es ley”? ¿Habrían aceptado la inflación arbitraria e impredecible como nuevo status quo? No cabe descartar esa posibilidad: al fin y al cabo, sabemos de al menos un desarrollador de Core que aboga por un Bitcoin inflacionario.
A día de hoy, más del 80% de los nodos de Core siguen funcionando con el software fallido, lo que ha puesto en evidencia la verdadera naturaleza de una red conformada principalmente por nodos zombies, inútiles tanto para sus distraídos dueños como para los demás nodos. Blockstream / Core ha pasado a ser, de esta manera, una moneda que admite inflación arbitraria e impredecible, si hemos de guiarnos por el ideario predicado por sus propios líderes –según el cual todos los nodos son igualmente importantes–.
Pero no olvidemos que los Blockstream boys son fundamentalmente políticos. Es un error tomar en serio sus palabras, pues casi siempre sus actos las contradicen. Como esos líderes políticos que dicen detestar el lucro mientras acumulan millones de dólares en cuentas bancarias off shore, los Blockstream boys dicen detestar la centralización mientras monopolizan el sistema en todos sus aspectos. Del mismo modo, proclaman la igualdad de todos los nodos mientras ignoran que la mayoría no ha descargado aun el parche y sigue ateniéndose a las reglas del software fallido.
A fuerza de excluir de su círculo a los espíritus independientes y rodearse de adulones que buscan su amparo y bendición, los Blockstream boys han llegado a convencerse de que nadie nota sus contradicciones. Cometerán, por lo tanto, errores cada vez más costosos para su grey.