Por Herbert García Nalón
Ayer tuve la necesidad de realizar dos pequeños pagos internacionales, para lo cual quise usar Bitcoin. La sorpresa llegó al ver las tarifas de ambos pagos.
El primero de ellos era por un importe aproximado de 23 Euros, equivalentes a 0,0042 BTC. La tarifa, configurada como mínima para reducirla en lo posible, fue de 0,001604 BTC, equivalente a 8,98 Euros, un porcentaje del 39%. El importe del otro pago fue de 0,0005 BTC, equivalente a 2,8 Euros. La tarifa fue también de 0,001604, equivalente a 8,98 Euros, un porcentaje del 320%. Creo que hasta el Banco Santander o La Caixa me habrían cobrado menos. Desde luego, pagar con, PayPal, VISA o Mastercard habría sido mucho más barato.
Es evidente que estas tarifas destruyen el mercado de los pequeños y medianos pagos, aunque a la hora de enviar importes grandes se conviertan en algo irrelevante. Para quienes usamos Bitcoin como reserva de valor, las tarifas tienen una importancia relativa. Pero no hemos de perder de vista que, en cualquier mercado monetario, la mayor parte del volumen negociado está constituido precisamente por los pagos pequeños y medianos.
Seguramente la gente de Blockstream piensa que conviene centrarse en la utilidad dominante de Bitcoin en este momento, que es la reserva de valor. Por eso no les importan demasiado las tarifas, por mucho que el mercado proteste. Por eso, y porque pretenden que las tarifas altas sean provechosas para ellos mismos, aunque el mercado las deteste. Bitcoin se ha convertido en un magnífico activo para satisfacer la necesidad de reserva de valor, y muchos inversores del ecosistema así lo están percibiendo. Pero lo que Blockstream no parece comprender es que la utilidad de Bitcoin como reserva de valor depende directamente de su utilidad como medio de intercambio de bienes. Es decir, comprometer la segunda utilidad erosiona gravemente la primera. Porque un activo que sirva como buena reserva de valor ha de ser lo más líquido posible, y lo que da liquidez a una moneda no es su utilidad como reserva de valor, sino su utilidad como medio de pago. Es ésta utilidad como medio de pago lo que hace que un activo sea ampliamente aceptado, requerido y necesitado por una multitud de personas, para una multitud de transacciones.
Y ahora podemos comenzar a especular sobre las malvadas intenciones de Core/Blockstream/Axa, de su afán de apropiarse de las tarifas que corresponderían a los mineros y mantenerlas altas artificialmente, resistiéndose por todos los medios a aumentar el tamaño de los bloques. O bien podemos echarle la culpa al spam, a la acción subversiva de los disidentes, a la conspiración de los Illuminati, o al contubernio judeo-masónico. Pero lo cierto es que las intenciones de Blockstream van a terminar siendo completamente irrelevantes, porque la realidad no puede alterarse por decreto. Si no solucionan rápidamente el problema de las tarifas elevadas, el mercado de pagos se irá desplazando a otras soluciones espontáneamente, tal como el agua se fuga por una pequeña grieta abierta en una majestuosa presa, hasta terminar por destruirla completamente.
Pero no sólo eso, sino que los grandes inversores, que no tienen ni un pelo de tontos, se irán dando cuenta de que la utilidad de BTC como reserva de valor está siendo amenazada, al expulsar las pequeñas transacciones del mercado. Entonces irán tomando posiciones inexorablemente en otros mercados, de manera agresiva e inmisericorde, como hemos podido observar con las recientes transacciones entre BTC y BCH tras la frustrada, y por muchos esperada, bifurcación Sw2X.
Lo cierto es que Bitcoin continúa difundiéndose rápidamente por la sociedad, y cada vez más dinero fiat está siendo intercambiado por BTCs. Ese dinero va a la cadena más conocida, Bitcoin Core. Pero los que conocen bien cuál es la situación van deshaciendo posiciones en ésta y tomándolas en otros criptoactivos más acordes con la visión de Nakamoto, según la cual bitcoin ha de servir para llevar a cabo toda clase de pagos realizables con dinero en metálico, por pequeños que sean.
Mientras los nuevos adoptantes sean dominantes en el mercado, y mientras estos requieran la función de Bitcoin como reserva de valor, el precio de BTC continuará inexorablemente al laza. Pero si en algún momento llega a ser desechado como medio de pago para pequeñas cantidades por la mayoría de quienes realizan esta clase de transacciones, BTC perderá su función monetaria fundamental y quedará convertido, ahora sí, en una burbuja sin sustento. Porque cuando esos inversores que buscan la reserva de valor quieran vender, no habrá miles de pequeños compradores que deseen adquirir esos activos para poder realizar sus miles de pequeñas compras, así que cualquier intento de venta de una cantidad importante resultará irremediablemente en un aparatoso desplome, mucho mayor y más trágico que esos movimientos a los que BTC nos tiene ya acostumbrados. Lo que da sustento a la utilidad de Bitcoin como reserva de valor es su utilidad como medio de pago.
Probablemente los programadores de Core no comprenden eso, porque no parecen enterarse de lo que vale una peineta. Pero dudo mucho que quienes controlan Blockstream y Axa no lleguen a ser conscientes, en algún momento, de ese singular peligro. Core/Blockstream/Axa se están colocando a sí mismos bajo una espada de Damocles que pende de un fino hilo. Los recientes acontecimientos, en los que hemos visto durante horas cómo el precio de BCH multiplicaba al alza cada céntimo que BTC perdía a la baja, son una clara advertencia sobre qué clase de cosas no van a ser toleradas por el mercado. Precisamente por eso soy optimista con respecto a BTC, ya que nadie en su sano juicio cortaría el hilo de la espada que pende sobre su cabeza. Ahora, basta con averiguar hasta qué punto estos tipos están o no en su sano juicio. En cuanto al mercado, no hay problema: ya tiene construida y plenamente operativa su solución alternativa, capaz de llevar a cabo una completa sustitución de BTC, llegado el caso.