La posibilidad de un fork de Bitcoin no solo NO es un problema –como pretenden hacernos creer los secuestradores del repositorio fundado por Satoshi Nakamoto–, sino que es la solución definitiva a uno de los problemas más graves, persistentes e intratables que las civilizaciones han enfrentado durante milenios: el del monopolio de la emisión de moneda.
No por casualidad Satoshi Nakamoto diseñó Bitcoin de tal forma que su resistencia y utilidad dependieran del afán de lucro de inversores y mineros: la alternativa –esto Satoshi lo tenía muy claro– era el monopolio de la emisión de moneda (y de la política monetaria en general) en manos de un institución corrupta o bien fácilmente corruptible.
Si no tuviéramos la posibilidad de recurrir a un fork, el mercado permanecería eternamente incapaz de expresar sus preferencias, y quedaríamos indefensos ante cualquier intento de subvertir el sistema de incentivos que mantiene vivo a Bitcoin. Una consecuencia inexorable sería la emergencia de una organización muy parecida a la Fed, capaz de moldear a Bitcoin de acuerdo a sus intereses mediante la imposición unilateral de políticas monetarias a todos los agentes del mercado.
Pero, como la posibilidad de un fork es …
inherente al sistema;
necesaria para que Bitcoin siga funcionando de acuerdo a las especificaciones del white paper;
necesaria para proteger el valor que ha sido invertido en Bitcoin;
imposible de ocultar;
e inevitable cuando la mayoría económica requiere un fork …
… siempre –desde que empezó a prepararse la invasión de Blockstream— me resultó obvio que el mercado tarde o temprano reaccionaría y adoptaría el software que le permitiera repeler el ataque.
Sin embargo, una última inquietud persistía… Blockstream no solo ha comprado un grupo de desarrolladores; también ha comprado medios de comunicación desde donde reescribir cómodamente la historia e imponer el relato que los presenta como salvadores de un Bitcoin condenado al fracaso.
Me preocupaba el daño que podía llegar a infligir Blockstream desde sus medios de comunicación una vez producido el fork. Me preguntaba si un fork de Bitcoin que rescatara la visión de Satoshi Nakamoto podría soportar una virulenta campaña en contra apoyada por el establishment financiero …
Finalmente comprendí que estamos ante uno de esos problemas que, con el tiempo, generan su propia solución. Al fin y al cabo, ¿qué pueden hacer los empleados de Blockstream, desde sus medios de comunicación plagados de propaganda y censura, para frenar el consenso Nakamoto? Cuando ellos griten “¡Bitcoin Unlimited no es Bitcoin!”, el lector genuinamente curioso preguntará: ¿y cuál es la diferencia entre uno y otro? A lo cual el empleado de turno responderá algo como lo que sigue:
Este, el verdadero Bitcoin, tiene tarifas mucho más elevadas (solo aptas para billonarios y grandes bancos), la confirmación de las transacciones es menos predecible (puede demorar entre varias horas y varios días, si es que llega, y no hay manera de saberlo antes de efectuar la transacción), la minería es más centralizada (solo tenemos granjas y pools financiados por Blockstream –la única empresa que garantiza la descentralización–), la liquidez es mucho menor (casi nadie lo acepta a cambio de sus productos), y el precio está en permanente declive.
Pero …
… si eres un niño indigente del tercer mundo (digamos, de Burundi), puedes instalar y mantener un nodo en la PC que la ONU le ha asignado a tu aldea… y puedes hacer minería con una calculadora de bolsillo si además eres técnicamente diestro.
A quienes realmente valoran la descentralización no les molestará perder el 99,999% de lo invertido en el verdadero, el auténtico Bitcoin (el que depende del monopolio de Blockstream). Porque cuanto más valor económico sea drenado del dominio que gobierna nuestro dream team de Blockstream / Core, más barato será mantener un nodo y más accesible será la minería. Según nuestros cálculos, de aquí a unos meses podrás obtener blockstreamcoins minando con lápiz y papel.
Como bonus, tenemos un ejército de trolls a sueldo que hará llover insultos las 24 horas del día, los siete días de la semana, sobre cualquiera que se atreva a decir que todo esto no es algo necesariamente bueno.
¿Alguna pregunta?
Todo el mundo sabe que la prioridad número uno de los niños de Burundi es ayudar a mantener seguro un sistema de liquidaciones para uso exclusivo de billonarios y banqueros, además de enriquecer a los fundadores de Blockstream y a los inversores que han apostado a esta empresa.
Los niños de Burundi sin duda comprenden la angustia y el remordimiento que sienten los fundadores de Blockstream por haber desestimado a Bitcoin cuando el valor de mercado de un bitcoin no superaba el dólar; por eso no dudan a la hora de donarles sus recursos, aunque les cueste salud. Se sabe de algunos pequeñines que han ayunado durante semanas para poder contribuir a la causa.
Gracias a los inquebrantables ideales cypherpunk de los Blockstream boys, el sueño de un mundo descentralizado, en el que los niños indigentes del tercer mundo subsidien a las élites financieras de hoy, será pronto una realidad.
Como dije, estamos ante un problema que genera su propia solución. Cuando la estupidez alcanza las cumbres más elevadas, hay que dejar que se exhiba en todo su esplendor –es la mejor manera de acelerar su caída–.