¿Y qué hay de nuestro derecho al cifrado?

ONUCuando uno señala la maldad de los monopolios de violencia, llamados estados o gobiernos, la gente suele responder con cosas como: “¿y qué pasa con los derechos humanos?”. Como si no fuera suficiente que hasta el gato se pida sus derechos, ahora resulta que un informe de la ONU dice que la libertad de expresión depende también del cifrado de datos. Qué interesante… Me imagino que la criptografía e internet estarán contentos de que la ley internacional venga a su rescate. Nuestras queridas funciones hash deben estar celebrando la noticia de que no serán calculadas a la inversa por decreto gubernamental… Me pregunto también si no les olerá raro a quienes defienden estas cosas por principio, que una organización supragubernamental de repente esté de acuerdo con ellos –por la misma razón que me pregunto si no les olería raro que de repente la también reciente condena de Ross Ulbricht se revocase porque al juez le pareció que las drogas son un derecho y se vistió de pirata–.

Veamos. ¿Desde cuándo nos preocupamos por la libertad de expresión en nuestras comunicaciones secretas? Nos preocupamos cuando las comunicaciones son públicas y abiertas. ¿Acaso las personas se preocupan de que no pueden expresar “libremente” cosas que son imposibles de descifrar, o que pueden decir con seguridad dentro de la privacidad de sus hogares? Por supuesto que no. Estas no son sino peleas de cocina entre políticos y geeks convertidos en políticos que nada tiene que ver con la libertad –menos con el raciocinio– sino con el completo opuesto.

Siempre que se usen las funciones criptográficas correctas, si algo puede ser descifrado es porque la Agencia de Seguridad Nacional (NSA en sus siglas en inglés), y la ONU, y todos estos chimpancés de la “justicia” están ya violando los mismos preciados “derechos humanos” que te quieren vender mediante el hackeo de nuestras computadoras incluso antes de que sean distribuidas, instalando puertas traseras y robando las claves de cifrado… no porque tengan poderes computacionales especiales. Son los mismos hipócritas de siempre, que vienen a “salvarnos” después de habernos tirado al río; a devolvernos lo que es nuestro mientras se reservan el derecho a quitárnoslo. Si bien lo peor es, claro, que la gente todavía cree en ellos y se lanza a sus brazos pidiendo protección y gritando “¡derechos humanos!, ¡derechos humanos!”. Qué sería de ellos mismos sin criptografía precisamente para poder esconder lo asquerosamente mentirosos que son y las alianzas con los de su misma calaña.

UN_flags¿Quiénes exactamente tienen mayor necesidad de asegurar la confidencialidad? ¿La gente que intercambia bienes y servicios, se envían riqueza los unos a los otros, chatean con sus amigos o ven porno en internet; o el conjunto de mafias de falsificadores que se dedican a vender a los todavía no nacidos para financiar sus armadas y planes de dominación mundial, al igual que los parlamentos que crean para resolver los conflictos que comprensiblemente de ahí resultan (ONU)? ¿Quién tiene mayor necesidad de criptografía y secreto, una minoría que quiere cooperar para crear una forma de dinero que conserve su valor con el tiempo; o una mayoría de señores que no dudan en votar e implementar formas de dominar y robarle al vecino –o a sus hijos– mediante partidos, impuestos, monopolio monetario, inflación…? ¿Cómo mantener las alianzas necesarias y los inevitables negocios bajo la mesa? En un mundo racional y pacífico, quienes aún quisieran levantar instituciones como las actuales, a base de pistolas, tendrían unos requerimientos de confidencialidad desorbitados; ¿cómo los iban a mantener?

Si no ves la completa incoherencia tras los intentos de los mandamases de incrementar la privacidad de los ciudadanos –cuando su mandato se apoya precisamente en su habilidad de reducir tu privacidad hasta el punto de atacarte a punta de pistola, y mientras ellos mismos se esconden tras sus banderas sangrientas, inmunidad y aparato coercitivo– será porque existe algo de eso en ti también. El secreto sólo es exigido como principio por quienes tienen algo poco ético que esconder; el secreto en la práctica se necesita mayormente debido a la existencia de los primeros (‘Bitcoin no quiere anónimos’).

Lo que la ONU acaba de hacer por la privacidad no es lo mismo que lo que Facebook acaba de hacer al incluir el cifrado PGP en sus servicios. Y tanto que se quejan de Facebook los paranoicos de la privacidad personal –muchos de los cuales también son usuarios de Facebook por supuesto–. La ONU es una organización criminal forzosa; Facebook es un proveedor de servicios optativo. Eso si, Facebook también quiere “hacer del mundo un mejor lugar”… –es que no hay forma de esconderse de tantos “bienhechores”–.

Nadie asesina, roba ni hackea porque se crea “malo”. Y, si no, pregúntale. Ciertamente, al igual que no existe puerta trasera que funcione sólo para “los buenos”, no hay tampoco gobierno que atraiga buena gente hacia sí. Ningún buen hombre amenaza a otro con la violencia para instalar puertas traseras en primer lugar, ni para eliminarlas. Quien legitima la violencia consigue lo que se merece: así como no puedes garantizar la falta de puertas traseras en las salas de la democracia, nunca podrás garantizar la falta de puertas traseras en los programas bendecidos por los mismos “salvadores” de siempre.