Fuente: Resilient Personal Freedom Por Pete Sisco
Dime si no has escuchado una historia como esta. Un pariente cercano compró un pequeño pedazo de tierra rural como inversión. Iba a construir una casa en la propiedad para luego venderla por un pequeño beneficio con el fin de ahorrar para su jubilación. Poco después de haber comprado la propiedad, el gobierno local decidió que necesitaba más dinero. Así que el ayuntamiento creó una nueva ley: al hacer cualquier mejora a una propiedad se debía pagar un nuevo impuesto de US$ 14.000.
Todo el plan de mi pariente se vio arruinado. Su tierra instantáneamente pasó a valer US$ 14.000 menos de lo que había pagado por ella. La matemática que originalmente mostraba un proyecto decente perdió el sustento, y todo quedó en una mala inversión en comparación con otras opciones. No construyó, y ahora tiene que esperar quién sabe cuánto tiempo hasta que pueda recuperar su inversión. Ah, y el impuesto a la propiedad de la casa en donde él vive acaba de subir considerablemente, y el costo de renovar su licencia de conducir y su registro automotor acaba de duplicarse.
El hecho es que el “Juan Promedio” es la vaca lechera de políticos ignorantes y codiciosos, siempre ávidos de más dinero para estirar su fiesta privada un poco más.
Tengo amigos que piensan que «el Gobierno» va a sospechar de mí por cuán a menudo me muevo por el mundo, y que van a «venir por mí» para conseguir algo de dinero extra. Pero yo no violo ninguna ley en ningún país, incluyendo aquellos en los que tengo ciudadanía. No hay ninguna razón para venir a buscarme. Y la realidad es que los políticos tienen mucho más acceso al dinero de los que viven dentro de la cajita que fue diseñada para ellos:
- Personas con todos sus ingresos provenientes de uno o dos empleos dentro del país.
- Personas con todos sus ahorros en manos de bancos dentro del país.
- Personas con todas sus inversiones en poder de intermediarios autorizados dentro del país.
- Personas que poseen un negocio registrado y operando en el país.
- Personas con todos sus activos físicos dentro del país.
Estas personas son peces en un barril en comparación con los expatriados que viajan por el mundo.
Los empleadores, bancos, casas de bolsa y todos los otros jugadores en el sistema financiero tradicional se echarán de rodillas instantáneamente ante cualquier agencia gubernamental. Ellos entregarán tu dinero en una milésima de segundo cuando se les diga que deben hacerlo. No habrá tribunal, ni juez, ni debido proceso. Un trozo de papel con el membrete de prácticamente cualquier agencia gubernamental es suficiente. Click, click, y tu dinero se ha ido. Y te tomará meses o años recuperarlo, si es que algún día lo logras.
Y si tienes el infortunio de estar sujeto al sistema legal de los Estados Unidos, el imperio indicutido del litigio, podrías de repente –e inesperadamente– encontrarte en el lado perdedor de una demanda, o podrías tener que desembolsar un monto de más de cinco o seis cifras para hacer que una demanda frívola desaparezca. Cuantas más personas sepan que tienes suficiente dinero como para ser digno de atención, mayor es el riesgo que correrás.
Pero… cuando controlas y eres el dueño de tu propia fuente de ingresos, y cuando esa fuente está en línea, tienes magníficas opciones si las comparas con las que ofrece la vieja economía y un trabajo tradicional situado en un lugar fijo. Tu negocio (o varios segmentos de tu negocio) pueden «vivir» en otro lugar. Tu empresa puede estar en otro lugar. De hecho, puedes usar bancos de diferentes países, si quieres. Puedes vivir en un lugar y que tu empresa pague impuestos en otro lugar –en una jurisdicción que sea estable y no propensa a la confiscación–.
Debo enfatizar que todo lo anterior es completamente legal. De hecho, es algo muy común.
Muchos de nosotros creemos que hay una gran crisis económica en el horizonte. Bancos insolventes y gobiernos en bancarrota se desesperan por llevarse dinero de donde pueden con tal de postergar el colapso un poco más. Entre los “rescates” financieros, la confiscación de ahorros, los controles de capitales, las nuevas tarifas y los nuevos impuestos, “Juan Promedio” y lo poco que tenga estará en la mira en todo momento. Click, click, y habrá perdido todo.
Mi consejo para familiares y amigos es que hagan un plan destinado a garantizar su blindaje contra la confiscación. Mi consejo para ti es el mismo.
Cuando los ingresos, ahorros, inversiones y bienes de una persona están todos dentro de una misma jurisdicción legal, él o ella está en riesgo constante de confiscación por parte del gobierno y sus aliados. Todo o casi todo puede ser quitado con un par de clicks de un ordenador gubernamental o bancario. Si posees y controlas tu propia fuente de ingresos y tu propio depósito de valor, puedes reducir drásticamente los riesgos financieros y al mismo tiempo permanecer dentro del marco legal.