Por Luis Rodríguez (@RodLuis995)
Una de las características que hacen a Bitcoin tan atractivo es la accesibilidad que ofrece a sus usuarios. Gracias a la cadena de bloques estos pueden estar confiados de encontrar seguridad, una alternativa para escapar del control de los gobiernos despóticos y las barreras comerciales, y una manera simple de usar su dinero sin intermediarios. Sin embargo, esta facilidad de uso a veces puede llamar a cierta ligereza en la actitud de algunos usuarios, en parte debido a que para usar Bitcoin no es estrictamente necesario saber del todo cómo funciona –lo que no significa que conocerlo a fondo no sea algo provechoso–.
Basta con abrirnos una cuenta en un portal como “Coinbase” o “Xapo”, o instalar un monedero local como “Electrum”, entre muchas otras opciones, para poder enviar y recibir bitcoins sin problema. Para participar en la cadena de bloques no necesitas hacer trámites ni esperar autorizaciones, eres libre para actuar y lo mejor de todo es que es fácil; si sabes hacer un depósito bancario conoces lo básico.
Ahora bien, la facilidad de uso no debería ser una excusa para actuar con descuido. Desde el primer momento en el que usas Bitcoin eres responsable tanto de tus buenas como de tus malas prácticas, y eso no deberías pasarlo por alto. Solo a ti te corresponde velar por tus intereses porque no gozas de una protección mayor a la ofrecida por una red confiable y sólida.
No sé si habrás leído mi artículo anterior como firma invitada en este portal. En el mismo invitaba a los ahorristas de Bitcoin a valorar su precio en el futuro y a considerar que algún día el satoshi (la unidad más pequeña en la actualidad) podría convertirse en una unidad de cuenta de uso cotidiano como resultado de la sana naturaleza deflacionaria de esta moneda. En esa nota finalicé mencionando a aquellos que pudieron haber sido ricos pero perdieron “las llaves de su caja fuerte”. Hay que tener presente que cuando usamos Bitcoin debemos anticipar los riesgos inherentes a tomarnos el dinero como un juego por el simple hecho de ser digital.
¿Por qué cuidar tanto nuestras llaves privadas?
La mayoría de los lectores de este blog deben ya tenerlo muy claro, sin embargo un nuevo adoptante de Bitcoin puede no saberlo con precisión, así que voy a explicarlo de forma resumida.
Cuando se genera una llave pública, esta siempre viene acompañada de una llave privada que es la que nos da el derecho a su completa disposición. Mientras que una llave pública nos puede servir para recibir pagos tal y como si fuese una cuenta bancaria, la llave privada nos sirve no solo como contraseña sino también como un título de propiedad. Debemos recordar que en la blockchain no existe la popular opción “olvidé mi contraseña”, y ya que no se puede simplemente engañarla para que nos devuelva el acceso a ella aún siendo los legítimos propietarios de una determinada cantidad de bitcoins, es de vital importancia asegurarnos de no perder las llaves privadas.
En la mayoría de los casos no corremos peligro si no nos exponemos demasiado. En el caso de los monederos locales, basta mantener seguro el equipo donde los tenemos instalados para que nadie que no deseemos tenga acceso a nuestras llaves, y en el caso de servicios en línea casi ni tenemos que preocuparnos directamente por el software, ya que tenemos la ventaja de que el mismo no está en nuestro ordenador sino en sus servidores. Sin embargo, no conviene confiarse tanto.
¿Realmente importa adónde almacenamos nuestros bitcoins?
Sí, y no me malentiendan, Bitcoin es seguro, pero no siempre debemos confiar tan ligeramente nuestro dinero a terceros, o esperar que el mismo se cuide solo. Hay ocasiones en las que deberíamos ser escépticos y selectos, y este caso lo amerita.
Yo entiendo que los servicios online pueden parecer para algunos la forma más cómoda de gestionar sus bitcoins, sobre todo cuando se trata de principiantes que podrían por error depositar una gran cantidad en una dirección de su monedero local y luego (por no conocer lo que eso implica) desinstalarlo esperando poder recuperarlo fácilmente en el futuro.
Aparte de eso, sabemos que hay empresas que se han ganado su reputación en el mercado, y han demostrado ser aceptablemente responsables en cuanto al manejo de los depósitos de sus usuarios. Sin embargo, cuando se trata de llaves privada debemos siempre tener en cuenta que si dejamos la gestión de nuestro dinero en manos de otras personas también corremos un riesgo, y este es inherente a que ahora son esas manos las responsables de prevenir cualquier falla o inconveniente.
Con esto no quiero convertirme en el típico pollito que corre de un lado a otro gritando que el cielo se va a caer; pero tengamos en cuenta que si un ladrón quiere nuestros bitcoins deberá necesariamente obtener acceso a nuestras llaves privadas, y por tanto se la hará muy atractivo apuntar tanto a carteras alojadas en servidores como a las que se encuentren en computadores inseguros.
Tampoco estoy llamando a la completa abstención del uso de todo servicio online, sino que como consejo general pretendo poner a la vista algo que debería ser obvio, y es que si valoras tus bitcoins quieres tener el mayor control sobre ellos; y como frente a la cadena de bloques son las llaves privadas las que conceden ese control que necesitas, si no controlas tus llaves, ¡otro lo está haciendo!
En el caso de que queramos ahorrar grandes cantidades en Bitcoin, mi recomendación se inclina casi totalmente hacia los monederos locales que por lo general brindan mayor seguridad y son realmente cómodos (como he dicho, hago la excepción en aquellos casos en los que el usuario pueda considerar la alta probabilidad de cometer un grave error un peligro significativo).
Una buena forma de asegurarnos un poco más, si eso queremos, es la de anotar nuestros pares de llaves o imprimirlas en monederos de papel; esto con el fin de prever cualquier situación inesperada, como por ejemplo una falla de nuestro ordenador que pueda afectar gravemente nuestro disco duro. En todo caso, siempre es útil tener un respaldo físico de nuestras llaves y escoger entre monederos tomando en cuenta si se nos ofrece un fácil acceso a las mismas o no.
En el caso de empresas como “Coinbase” y “Xapo”, que ofrecen un servicio parecido al de los bancos y se reservan el acceso a las llaves privadas de las direcciones que usamos dentro de sus plataformas, puedo comprender por qué lo hacen (básicamente para evitar que un listillo realice depósitos y gastos dentro de sus plataformas –es decir, fuera de la cadena de bloques– y haga simultáneamente un barrido de las direcciones), pero deberíamos tener en mente los riesgos a tomar al momento de escoger usar sus servicios como medio para almacenar nuestros bitcoins; y sobre todo qué cantidad nos podemos dar el lujo de confiarles.
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