Dada su naturaleza, Bitcoin está destinado a crecer siempre en contra de una fuerte resistencia. Hoy, al frente de esa resistencia se encuentra Blockstream, organización que representa –y defiende implacablemente– los intereses de quienes controlan el sistema financiero basado en dinero fiat.
La posibilidad de hacer cumplir las leyes de curso forzoso depende en gran medida de la ausencia de alternativas viables al dinero estatal. Por lo tanto, los principales beneficiarios del monopolio estatal sobre el dinero ven –y verán siempre, y con razón– la expansión de Bitcoin como una amenaza existencial. Así pues, mientras el dinero estatal conserve algo de valor, los ataques no cesarán.
Blockstream tiene una misión: frenar a Bitcoin
Y Gregory Maxwell, su líder supremo, no lo niega. Ha dicho Maxwell:
(…) la tasa de adopción de Bitcoin tiene una limitación externa inherente, porque una tasa demasiado alta sería excesivamente redistributiva.
El objetivo –frenar a Bitcoin– está claro; lo que no está claro en ese comentario –más bien está deliberadamente oscurecido– es el motivo. Nadie sabe ni puede saber lo que significa “una limitación externa inherente” ni “una tasa demasiado alta» ni “excesivamente redistributiva”. En los dominios de Blockstream / Core –como en toda organización totalitaria– las palabras no tienen un significado preciso y accesible al común de los mortales; las palabras son tratadas como instrumentos de manipulación cuyo significado puede ser arbitrariamente modificado por las “autoridades”.
Los atropellos de Blockstream / Core solo cobran sentido cuando se entienden como tácticas que responden a los objetivos de sus patrocinadores. Si para lograr tales objetivos es necesario modificar el significado de las palabras, reescribir la historia, prohibir el debate y castigar la disidencia, eso es exactamente lo que se hará.
Para Maxwell y compañía, la verdad es irrelevante, en especial cuando entra en conflicto con los intereses de los inversores que los respaldan. Ellos se han autoproclamado planificadores centrales de Bitcoin, y como tales no dudarán en hacer todo lo que esté en sus manos para imponer su agenda –que es la agenda de AXA Group y Pricewaterhouse Coopers– a espaldas del mercado.
No estamos lidiando con ladrones o estafadores vulgares. Aquí no está en juego la apropiación indebida de una determinada cantidad de riqueza, sino la capacidad de sustraer a voluntad –y sin arriesgar represalias–, mediante el control de la emisión de dinero de curso forzoso, una infinita cantidad de riqueza. Por eso los verás apostar fuerte –cada vez más fuerte–.
Pero hay un límite al daño que Blockstream / Core puede infligir. Al igual que el muro de Berlín, el muro erigido por esta organización demorará en caer más de lo que sus víctimas esperan, y caerá más rápido de lo que todos creen posible.