Eso pensaba el escritor Joe Falconer antes de hablar con Julian Noble, uno de los más activos apóstoles de la Iglesia de Satoshi Nakamoto…
Antes de hablar con Julian Noble, yo suponía que uno de los grandes obstáculos que Bitcoin tendría que enfrentar sería la cuestión de la confianza y la seguridad. Me imaginaba que la creación de un sistema para determinar la fiabilidad de los comerciantes sería llevada a cabo por entidades neutrales, las cuales se encargarían de verificar los antecedentes de las partes y de emitir certificados. [N. de la R: lo que se dice a continuación no excluye este tipo de soluciones.]
«Bitcoin invierte la relación de confianza entre comerciante y consumidor», dijo Noble. «Generalmente, con las tarjetas de crédito o con PayPal los consumidores pueden solicitar la reversión de un pago. Esto disminuye los incentivos para tomar precauciones al hacer negocios con otras personas, y el costo resultante lo pagan los comerciantes honestos vía comisiones.»
En el mundo Bitcoin, los consumidores no pueden defraudar al comerciante solicitando la reversión de un pago. Esto también significa que deben renunciar a una protección que otros medios de pago (como PayPal o las tarjetas de crédito) proveen. Por lo tanto, a los consumidores les conviene hacer la verificación correspondiente antes de tratar con un determinado comerciante, si quieren evitar problemas. Asimismo, los comerciantes deben esforzarse por demostrar que son confiables – honrar los compromisos contraídos; brindar un buen servicio al cliente, etc. – si quieren mantener una buena reputación.
El principal desafío para la adopción generalizada de Bitcoin no es el de ofrecer soluciones a los problemas de seguridad y confianza, sino el de lograr que la gente cambie su manera de elegir a quien será su contraparte en una transacción – que entienda que la prevención y la corrección de los errores humanos no necesariamente dependen de «el sistema».
El bitcoiner maduro se hace cargo de la forma en que gasta su dinero, y asume la responsabilidad que le corresponde cuando las cosas no salen bien.
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