Vía The Daily Reckoning – por Joel Bowman:
Bitcoin, como concepto, puede a grandes rasgos ser dividido en 3 niveles:
1- El protocolo
2- La periferia, conformada por proveedores de servicios, actualmente creando y poblando una infraestructura de red.
3- El precio, a estas alturas ampliamente influenciado por especuladores e individuos ávidos de una rápida ganancia (de nuevo, sólo por ahora…)
Como viéramos en los meses recientes, el segundo nivel aún dista de ser robusto. Pero, ¿es acaso (usando el término Talebiano) “anti frágil”? En otras palabras, ¿se vuelve más fuerte, más resistente, bajo el estrés de la especulación?
Los últimos acontecimientos, en los que el precio de la moneda se incrementó 30 veces, para luego caer 16 en cuestión de horas, parecen así sugerirlo. ¿Por qué? Porque el código subyacente del primer nivel se mantiene invulnerable, permitiendo que los participantes del segundo nivel sigan construyendo una infraestructura aún más fuerte y resistente sobre su sólida base. Anti fragilidad.
La economía Bitcoin de 2011 jamás podría haber soportado un aumento de la participación que elevara el precio a $50, mucho menos a $100… o más. En aquél entonces cayó de $30 a menos de $2. El mensaje para el segundo nivel era claro: hay mucho trabajo por delante. Y se hizo mucho.
Si lo construyes, dice el viejo adagio, ellos vendrán. En tropel. Esta vez el segundo nivel dio más espectáculo, pero en un escalón mucho más alto. Más aún, la caída del precio fue mucho menor en términos porcentuales que en el anterior episodio.
Si se estabilizará, y dónde lo hará, nadie lo sabe… pero la cuestión que nos debería interesar recae sobre la integridad del primer nivel: ¿permanecerá inquebrantable la base sobre la que fue este construido? Además, ¿seguirán los participantes de la infraestructura del segundo nivel respondiendo a las correcciones de manera creativa y orgánica, creando nuevos y mejores servicios?
Los mercados a los cuales se les “permite” caer, a veces violentamente, suelen ser rápidos en adaptarse y evolucionar. Es un fenómeno que Schumpeter llamó “destrucción creativa”. Son dinámicos, sensibles, adaptables.
En marcado contraste, los mercados que son “rescatados” por los gobiernos/contribuyentes son “fragilizados”… ensordecidos ante las oportunas lecciones del mercado… enmudecidos ante las nuevas demandas y expectativas de sus participantes.
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Imagen por jphilipg/flickr