La asimetría de Bitcoin

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Por David Reece

Por Oleg Andreev

Fuente: blog.oleganza.com

Traducido al español por majamalu para elBitcoin.org

El oro es siempre tan difícil de proteger como difícil de confiscar. Es, en este sentido, simétrico. Por eso, a lo largo de la historia sólo los más fuertes han sido capaces de acumular oro. Los piratas le robaban a los mercaderes; los reyes le robaban a los piratas. Al final, enormes cantidades de oro acabaron en manos de los gobiernos y los bancos más grandes.

Bitcoin, en cambio, es asimétrico. Es mucho más barato poseer y mantener a buen recaudo bitcoins, de lo que es para alguien robarlos o confiscarlos (independientemente de la cantidad en cuestión). No hay una caja fuerte grande y brillante que atraiga a los ladrones, no hay una cuenta bancaria que pueda ser espiada, congelada o saqueada. Puedes mantener copias de seguridad en 10 lugares, dividir la clave de acceso entre 10 de tus amigos más cercanos, e incluso poner un poco de dinero en una «cartera mental» sin dejar ni un rastro de su existencia.

La economía con respaldo en oro evolucionó hasta convertirse en el lío en el que estamos ahora. Quienes abogan por un regreso al patrón oro no se dan cuenta de que el patrón oro llevó a la gran acumulación de oro en unos pocos de los bancos más grandes del mundo, mientras el común de la gente tuvo que conformarse con pagarés sin valor rebautizados como «dinero soberano». El oro es pesado y su resguardo y traslado es costoso: sólo los más ricos pueden permitirse el lujo de acumularlo en grandes cantidades, así como de quitárselo a los más débiles.

Bitcoin cambia todo eso. Al igual que la criptografía, que brinda a todos la posibilidad de tener privacidad, Bitcoin brinda a todos iguales posibilidades de ahorrar dinero y utilizarlo como a cada uno le plazca. Sin preocuparse de que a alguien se le ocurra censurar sus transacciones o quitarles su dinero. Ricos y pobres pueden acceder al mismo grado de protección de lo suyo.

Claro que, si alguien está decidido a perjudicarte, podría encontrar la manera de hacerlo. Pero el robo y los controles a escala masiva se vuelven demasiado costosos. La inflación y la «flexibilización cuantitativa» son formas de robar a los ahorristas sin siquiera llamar a sus puertas. Los controles al flujo de capitales y los rescates bancarios (externos e internos) se deciden en reuniones a puertas cerradas con sólo un par de banqueros, no con los millones de ahorristas y dueños de cuentas bancarias que se verán afectados. El cobro de impuestos ocurre automáticamente en el sistema bancario. Si todo el mundo posee bitcoins, se torna mucho más fácil protestar contra los impuestos injustos o ineficaces, es posible ignorar los controles al flujo de capitales y es imposible redistribuir la riqueza imprimiendo más dinero.

La economía Bitcoin no es una revolución en el sentido de una redistribución violenta de la riqueza «de una manera más justa». Es un salto adelante que nos permite centrarnos en lo mucho que puede ser creado y protegido, más que en lo mucho ha sido destruido y robado mediante el sistema monetario y financiero vigente. Es una herramienta verdaderamente pacificadora para toda la humanidad. Quienes creen que Bitcoin es tan sólo una herramienta para transferir dinero, o un esquema para enriquecerse rápidamente, lo subestiman. Bitcoin amplía nuestras posibilidades mucho más que la web. La web nos dio la libertad de intercambiar información; Bitcoin nos da la libertad de intercambiar todo.

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