Fuente: startupboy.com
Por Naval Ravikant
Traducido al español por majamalu para elBitcoin.org
Las criptomonedas formarán una quinta capa de protocolos que potenciarán la siguiente generación de Internet .
Las criptomonedas basadas en las matemáticas no son indispensables cuando los seres humanos tratan con otros seres humanos. Nosotros caminamos despacio, hablamos despacio, y compramos cosas grandes. Tarjetas de crédito, dinero en efectivo, cheques, transferencias bancarias – el mundo parece estar bien.
Las máquinas, por otra parte, son mucho más parlanchinas, y mucho más rápidas para intercambiar información. Las cuatro capas de protocolos de Internet están constantemente comunicándose: la capa de enlace pone los paquetes en un cable; la capa de Internet los enruta a través de las redes; la capa de transporte mantiene la comunicación relativa a una determinada conversación; y la capa de aplicaciones ofrece documentos y aplicaciones completas.
Esta red anónima y parlanchina trata a los recursos como «demasiado baratos para ser medidos». Es un gigantesco entramado que transmite datos pero no transmite valor. El resultado: ataques DDoS; spam de correo electrónico; inundación de VPNs; nombres e identidades controlados por señores de la información – ICANN, servidores DNS, Facebook, Twitter, «autoridades» cerificatorias…
¿Dónde está la capa de protocolos para el intercambio de valor, no sólo de datos? ¿Dónde está el sistema distribuido, anónimo, sin permisos, para que las máquinas asignen sus escasos recursos? ¿Dónde está el dinero digital para crear esta economía digital?
Las criptomonedas como Bitcoin ya funcionan sin la necesidad de confianza – cualquier máquina puede aceptarlas de cualquier otra de forma segura. Las transacciones que facilitan son extremadamente económicas. Son globales – no requieren un banco central, y cualquier máquina puede hablar su idioma. Y están a uno o dos pasos de ser tan rápidas como anónimas.
Supongamos que tenemos una Quickcoin (criptomoneda rápida), que confirma las transacciones casi al instante, de forma anónima y a un costo despreciable. Se podría utilizar la cadena de bloques de Bitcoin para la seguridad o para facilitar la entrada y salida desde y hacia Quickcoin [ver cadenas laterales]. SMTP exigiría quickcoins para impedir el spam. Los routers intercambiarían quickcoins para resistir los ataques DDoS. Los gateways de Tor exigirían quickcoins para enrutar el tráfico de forma anónima. Las máquinas evitarían los servidores DNS y OAuth centralizados, utilizando criptomonedas para establecer los límites de la propiedad en cada momento.
Pasemos a otras redes. ¿Pueden millones de pequeños generadores que forman parte de una red completamente distribuida comerciar entre sí para hacer más eficiente la asignación de la energía? ¿Puede un atasco de tráfico de vehículos auto-conducidos despejarse rápidamente gracias a su capacidad para comprarle a los otros vehículos el derecho de paso? ¿Podemos canalizar activos como el agua y la energía, y pasivos como los contaminantes y las aguas residuales, de manera eficiente a través de una red distribuida? ¿Podemos negociar con acciones y activos financieros sin intermediarios, custodios o agentes?
Las criptomonedas son dinero electrónico, y como tal serán utilizadas por los agentes electrónicos para intercambiar valor, hacer cumplir contratos y verificar identidades y reputaciones. De repente, los recursos computacionales utilizados por los mineros de Bitcoin no parecen desperdiciados – por el contrario, la minería se revela como un método eficiente para para el control de la congestión y el enrutamiento de otros recursos de la red.
Las criptomonedas son una propiedad emergente de Internet – casi un quinto protocolo. Si Satoshi Nakomoto no lo hubiera inventado, seguiría siendo necesario que alguien lo invente. Algún día las criptomonedas serán utilizadas por las máquinas en nuestro escritorios, en nuestros garajes y en nuestros bolsillos para el intercambio de valor y para lograr un consenso a velocidades inimaginables, de forma anónima y con un coste mínimo.
Cuando llegue ese día, las grandes redes distribuidas de las cuales dependemos cambiarán. Empezando por Internet, se convertirán en economías de mercado descentralizadas – mucho más inteligentes de lo que son hoy. Así como los cerebros humanos co-evolucionaron con nuestra capacidad de negociar e intercambiar bienes con individuos que no están directamente relacionados con nosotros, la red se hará más inteligente a medida que los nodos aprendan a intercambiar valor con cualquier otro nodo.
Finalmente, el funcionamiento de Internet acabará siendo inconcebible sin una profunda integración con las criptomonedas. Eliminar este quinto protocolo será imposible. Las criptomonedas seguirán siendo medios de intercambio y preservación de valor, y los Estados-nación que acostumbran poner obstáculos al flujo de capitales se enfrentarán a un dilema: prohibir las criptomonedas, arrojándose a sí mismos al basurero de la tecnología, o bien permitirlas, y dejar que este virus libere la transmisión de valor en todo el mundo.