Por Luis Rodríguez (@RodLuis995)
A muchos de los que hemos tenido la “suerte” de vivir bajo una dictadura, la naturaleza del poder se nos presenta como una cuestión de lo más interesante. ¿De dónde proviene? ¿Cómo evitar sus grandes concentraciones? ¿Cómo resistirlo? Estas son algunas de las preguntas que nos hacemos quienes no hemos sucumbido ante la coacción y el descarado adoctrinamiento propio de sistemas que exigen un creciente recorte de nuestras libertades. Preguntas cuyas respuestas, tomadas en serio por una masa crítica de individuos, tienen el potencial de liberarnos de la tiranía.
A esas mismas preguntas intenta dar respuesta el filósofo, activista y escritor estadounidense Gene Sharp en su tesis de “resistencia noviolenta”. Este método de lucha, que ha denominado también “jiu-jitsu político”, se basa en la no confrontación de las fuerzas represivas, y aboga por la cohesión y organización de la sociedad civil en torno a las ideas de justicia y libertad. En cuanto a las formas que puede tomar la lucha noviolenta, el propio Sharp enumera 197 métodos de resistencia que entrarían dentro de esta definición, y recomienda usar la creatividad a quienes quieran llevarla a la práctica para encontrar nuevas maneras de aplicarla.
Para entender un poco más a fondo el concepto de “noviolencia” (traducción del término sánscrito “ahimsa”), es importante enfatizar que este se diferencia del de “no violencia” en que no se limita a una negación pasiva del uso de la violencia, sino que se extiende hasta abarcar el respeto radical por la vida –y, por tanto, la no cooperación, aún pasiva, con quienes amenazan la vida–, la abstención de la confrontación violenta –por considerar que es un terreno donde el Estado tiene ventaja, y que tarde o temprano toda coacción institucional resulta contraproducente para los represores–, y la resistencia estoica ante el abuso de la autoridad en cuestión.
Además de eso, esta tesis sostiene que el ostracismo hacia quienes contribuyan con la legitimidad y estabilidad de la dictadura es parte fundamental del ejercicio de la auténtica resistencia. Por lo cual comúnmente se ha de rechazar el liderazgo de partidos políticos y organizaciones que aún llamándose “oposición” muestren sumisión o afinidad a la misma. Se recomienda en cambio la organización en torno a instituciones sociales y grupos de confianza para coordinar las acciones.
En relación a esto, Bitcoin se muestra como una excelente alternativa como medio de resistencia. No solo por las facilidades que ofrece como medio de intercambio, sino fundamentalmente por la forma en que puede ayudar a las personas a combatir la dependencia y el control del cual se sirve el autoritarismo.
Sin lugar a dudas, el espíritu de Bitcoin es afín al planteamiento de la tesis que hace Sharp en “De la dictadura a la democracia” (entre otras de sus obras) y a las enseñanzas de otros exponentes de la lucha noviolenta como Gandhi, Martin Luther King Jr., entre otros. Esta afinidad se pone de manifiesto en el uso de Bitcoin en beneficio de las acciones de resistencia al poder coactivo, y en la constatación de que la noviolencia sirve también a la propia defensa de Bitcoin, tanto ante los ataques provenientes de regímenes dictatoriales como ante los abusos que puedan darse dentro de sistemas democráticos.
La acción noviolenta puede ser la mejor forma de defender a Bitcoinlandia frente a quienes temen o no comprenden la naturaleza libertaria de su protocolo, o los principios y beneficios de los mercados libres. Puede ser la mejor forma de reivindicar la libertad que estamos intentando recuperar haciendo uso de esta moneda, y de oponernos a los intentos de concentrar el poder en torno a una élite.
No debemos olvidar que Bitcoin mismo fue fundado por un acto noviolento de rebelión ante los privilegios concedidos a la banca, el inflacionismo y el monopolio de la emisión de moneda, y que su mera existencia es un reto a la autoridad y una prueba de que el poder no es intrínseco a hombres o instituciones, sino que deriva de la obediencia de aquellos a quienes se intenta someter. Cuando estos no se dejan, el tirano pierde todo su poder.