Un par de semanas atrás, el equipo de BitInstant fue invitado por la Asociación Norteamericana de Sistemas de Pago a hablar en el Global Payments Forum, que se celebró este año en Río de Janeiro. El diario de viaje de Erik Voorhees, director de Marketing y vocero de BitInstant, no tiene desperdicio:
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A la conferencia asistió un pequeño grupo (40-50 participantes) de altos ejecutivos bancarios, personal de bancos centrales, altos directivos de compañías de pago y representantes de diversos organismos reguladores de un puñado de países.
Nuestra tesis fue simple: le conviene encontrar la forma de que su organización (ya sea un banco, una compañía de pago o un organismo regulador) saque provecho de esta nueva tecnología, en lugar de combatirla. Si usted hubiera intentado librar una batalla en contra de Internet en la década de los 90, usted habría perdido. Lo mismo se aplica a Bitcoin.
Si bien todavía ocupa un nicho relativamente pequeño, Bitcoin ya se encuentra en una carrera en contra de otras monedas en el mercado global. Y mientras que estas otras monedas tienen enormes privilegios, así como «legitimidad gubernamental», queda por ver cuánto tiempo pueden aventajar a un recién llegado con tan poca carga regulatoria y técnica. Los otros corredores tendrán bonitos atuendos, auspiciados por «Team América» y «Team Europe», pero todos arrastran grilletes, y no pueden, en el largo plazo, competir con un corredor libre de grilletes, más allá del atuendo que lleve puesto.
La última presentación del evento fue sin duda la más intrigante. A primera vista parecía muy aburrida, «Las consecuencias del artículo 1073 de Dodd-Frank», a cargo de un abogado y asesor legal de la Reserva Federal, pero lo cierto es que resultó ser una perfecta demostración de dos cosas:
A) Cómo una regulación agobiante atraerá a los negocios inevitablemente hacia Bitcoin.
B) Cómo esta misma regulación será inevitablemente incapaz de frenar a Bitcoin.Lo que dice la ley es que cualquier compañía que envíe dinero de sus clientes al extranjero, sin importar el motivo, deberá proveer una serie de datos relacionados con el envío que en realidad es bastante difícil (y en algunos casos imposible) conseguir. Esto significa que el costo de los pagos internacionales – utilizando el sistema monetario tradicional – aumentará considerablemente.
Lo que me llevé de esta última charla fue la revelación de que Bitcoin inhabilita estatutos enteros de la ley escrita. Bitcoin resultará en una serie de «impotencias legales», y al mismo tiempo ofrecerá una alternativa a los negocios y al dinero sofocados por estas mismas leyes. Creo que Barney Frank podría llegar a ser, sin darse cuenta, el nuevo jugador estrella de Bitcoin. Tal vez debería ser el empleado del mes de BitInstant.
Leyes como esta seguirán pesando sobre los competidores de Bitcoin, y reforzando indirectamente los motivos para usar un sistema que debilita el aparato de control monetario desde sus cimientos. La ironía es hermosa.