Fuente: wallstreettechnologist.com
Lo que hace a una mercancía diferente de un billete, un título o una nota de crédito, es el trabajo o la energía que se requiere para producirla o prepararla para su uso. Ese trabajo o energía se consume en un proceso físico (o computacional) que no puede ser revertido, o cuya energía no puede ser recuperada. Esto es algo que comprendemos innatamente, ya que toda mercancía que producimos en el mundo real es fruto del trabajo humano, requiere energía, y da lugar a un activo producido. Simbólicamente:
[box]Trabajo + tiempo * eficiencia ==> activo[/box]
Utiliza energía en la producción de algo útil, invierte tiempo en ello, resta las pérdidas por desechos, y crearás un activo, ya sea que se trate de una barra de oro, mineral de plutonio, o bitcoins.
El concepto de «nacimiento por trabajo” es importante porque los productores de la mercancía (el commodity) se guían por una lógica independiente de la política involucrada en el uso de esa mercancía como dinero. Los productores (o mineros) de una mercancía están meramente interesados en mejorar su capacidad para extraer o explotar el producto y venderlo en el mercado para su uso como dinero. De esta manera, la creación de dinero mercancía es un proceso puro, sin interferencias ajenas al mercado; el producto ingresa en la economía sujeto sólo a las fuerzas naturales de la oferta, la demanda y el precio. Contrasta esto con la forma en que es creado el dinero fiat, según el abritrio de unos «expertos» encerrados en su torre de marfil que dicen tener las fórmulas mágicas para tomar decisiones por el resto de nosotros, y que bajo tal pretensión imponen regulaciones y controles por la fuerza.
Esencialmente, una moneda producida a través de la Prueba de Trabajo es una moneda de libre mercado, cuyo suministro está controlado por el mercado, mientras que los ecosistemas de Prueba de Participación son sólo formas digitales de socialismo. La historia ha demostrado una y otra vez que los sistemas basados en decretos (fiat), no importa cuán noble sea la intención de sus creadores, inevitablemente fracasan.
Con la irrupción de Bitcoin, nos han faltado las palabras para describir adecuadamente el fenómeno de cómo un dinero-commodity digital puede llegar a existir. La noción del trabajo como medio para convertir algunos átomos de un estado a otro estado (más útil) no encaja muy bien. Pero si dejamos de lado por un momento la realidad física de la creación de un activo digital, y suponemos que ocurre gracias a algún proceso mágico de minería que se asemeja a la extracción de un metal físico, ¿cuál habría sido entonces el valor inicial de un bitcoin?
Este es el punto clave que ha impedido la aceptación de Bitcoin por parte de muchos defensores del dinero basado en metales preciosos y economistas austriacos de todo el mundo. Aquí es donde voy a trazar una línea entre ellos y yo, a pesar de que compartimos muchas convicciones: creo que el valor intrínseco del bitcoin está en la utilidad de la cadena de bloques. El valor que impulsó inicialmente a este commodity digital se basa en una utilidad medible y cuantificable: la capacidad de, por primera vez, usar una base de datos compartida, propiedad de todos y de nadie, y mantenida por agentes que no necesitan confiar los unos en los otros, cada uno actuando en su propio beneficio.
Poseer bitcoins (o una fracción de un bitcoin) lo habilita a uno a beneficiarse de un registro público transparente, inmutable e incorruptible; algo que sin duda podría haberse utilizado muchas veces en la historia humana para resolver o prevenir disputas, incluso guerras.
El hecho de que el valor del bitcoin deriva de la red en la que esta unidad de cuenta existe es la razón por la que muchos detractores confunden a Bitcoin con un esquema Ponzi. En efecto, esta misma característica está presente en todas los cripto-monedas en las que se paga una recompensa por participar en la red con unidades internas al sistema. La diferencia entre ellas, sin embargo, es que unas requieren trabajo para entrar en circulación, y por lo tanto son commodities (Bitcoin y otras monedas basadas en Prueba de Trabajo), y no títulos (como las monedas basadas en prueba de participación). Dicho esto, el commodity digital que llamamos bitcoin es el único a la fecha que, por su valor económico y amplia aceptación, ha alcanzado el status de «dinero».
Imagen por Marko Ahtisaari