Por Erik Voorhees
Traducido al español por Borja Barranco
Mis abuelos me reenviaron un artículo publicado esta mañana en The Atlantic:
Aquí os dejo mi respuesta:
Hola abuela y abuelo,
Este argumento es conocido como “La espiral deflacionaria”, y ha sido arrojado contra los defensores de Bitcoin desde el nacimiento de la criptomoneda. Según este argumento, cuando la gente espera que su dinero valga más mañana, evita gastarlo hoy. Superficialmente tiene sentido, pero en realidad es, en el mejor de los casos, una grotesca exageración y, en el peor, una completa falacia.
La espiral deflacionaria ha sido evocada por los inflacionistas (gente que cree en la infinita impresión de dinero como vía a la prosperidad) para justificar su horrible planificación centralizada y su corrupción económica. Es el principal argumento que los economistas usan para censurar al oro como moneda (dado que el oro – al igual que el bitcoin – no se produce al ritmo en que crece la economía, el oro podría apreciarse indefinidamente en relación a los bienes). Por supuesto, que la América del siglo XIX haya experimentado un periodo de crecimiento económico y creación de riqueza único en la historia de la humanidad bajo un patrón oro no parece molestar a los detractores del oro.
Afortunadamente, ahora que existe Bitcoin – que no solo muestra tendencias deflacionarias sino tendencias deflacionarias EXTREMAS (ha subido un 10.000% este año) – tenemos un impresionante laboratorio mundial para comprobar si realmente la espiral deflacionaria es tan terrible como alegan.
Lo que he visto en Bitcoinlandia es suficiente para demostrar que se trata de un mito. La gente definitivamente gasta, incluso pensando que su dinero valdrá más mañana. Quizás gasten menos que cuando tienen en su poder un dinero que tiende a depreciarse… pero eso no es algo malo; eso significa que gastan solo en las cosas que realmente quieren o necesitan, en vez de consumir de forma descontrolada. Quienes usan bitcoins piensan dos veces antes de comprar, lo que redunda en decisiones más sabias y prudentes. Bitcoin premia el ahorro y desincentiva el consumo.
Yo compro cosas con bitcoins todo el tiempo… y ESTOY SEGURO de que los bitcoins tendrán más valor en el futuro. ¿Seré un iluso? ¿O simplemente me he dado cuenta de que el dinero no es riqueza – que su valor reside en la posibilidad de intercambiarlo por verdadera riqueza? Necesito comer; necesito una casa; necesito un coche, ropa y algo de entretenimiento. Todo eso es riqueza, y yo la adquiero a cambio de bitcoins, pero soy más prudente al hacerlo.
Los detractores dirán que, cuando la gente es prudente con sus finanzas, perjudica a la economía. Pero es al revés: cuando la gente es imprudente con las finanzas es cuando la economía sufre. Y la peor de todas las imprudencias es espolear (e incurrir en) un gasto exagerado con el fin de provocar un aumento del PIB (pues el PIB mide el gasto). La mayoría de los economistas modernos piensan que ese gasto es el causante del crecimiento económico. Lo cierto, sin embargo, es que el consumo no impulsa a la economía; es el resultado de la economía. El consumo es la recompensa a la producción y el ahorro.
Pero al margen de lo dicho, si la espiral deflacionaria es, como sugieren los detractores de Bitcoin, un fenómeno fuera de control, ¿están diciéndonos que los bitcoins seguirán apreciándose eternamente? De ser así, ¿por qué no están comprando aunque sea unos pocos bitcoins? Si no están seguros de que se apreciarán eternamente, su argumento se desmorona, porque una vez que dejen de apreciarse le gente empezará a gastarlos (esto es lo que ellos predicen), corrigiendo así el supuesto problema de la deflación.
Pongamos el último clavo al ataúd con la siguiente anécdota: En el Bitcoin Black Friday del año pasado, Bitpay (el mayor procesador de pagos con bitcoins) registró, en total, 99 órdenes. En el Bitcoin Black Friday de este año, a pesar de que el precio del bitcoin había subido de los US$ 13 a los US$ 1000, Bipay proceso 6.296 órdeness. No he visto ninguna evidencia de que la deflación esté obstaculizando el crecimiento… De hecho, la evidencia indica todo lo contrario.