Lo interesante de Ripple es que, a diferencia de algunas monedas alternativas – como freicoin – no se basa en teorías refutadas hace 100 años, ni – como es el caso de litecoin – en copias descaradas de Bitcoin.
Ripple es un sistema de emisión y gestión del crédito basado en una red P2P. Cada uno de sus integrantes funciona como un banco autónomo con la capacidad de extender y recibir crédito (nominado en diferentes monedas), y de hacerlo circular.
J P Koning acierta al comparar a Ripple con el sistema de letras de cambio que prosperó especialmente en los siglos XVII y XVIII. Estos papeles eran emitidos como un compromiso de pago a cambio de algún producto, y luego eran endosados por una larga cadena de comerciantes antes de alcanzar su madurez. Finalmente, el emisor cumplía con su promesa de pagar en oro el valor nominal de la letra de cambio.
Habida cuenta de su destacado precedente, Ripple tiene sin duda un gran potencial como instrumento facilitador de los intercambios. Pero afirmar que Ripple va a competir con Bitcoin es tan descabellado como afirmar que el email acabará compitiendo con Bitcoin.
Ocurre que Moneda y Crédito son instituciones fundamentalmente diferentes: la primera funciona en base a reglas abstractas; la segunda involucra relaciones y acuerdos personales.
Veamos qué propiedades de Bitcoin le faltan a Ripple:
- El usuario de Bitcoin no corre ningún riesgo de contraparte, lo cual significa que el valor de sus bitcoins no depende de la capacidad de algún tercero para cumplir con los compromisos que ha contraído. En este sentido, Bitcoin es comparable al oro, un medio de intercambio que no por nada sigue vigente luego de 5000 años de uso ininterrumpido.
- Los bitcoins son fungibles, vale decir que cada bitcoin tiene un valor igual al de cualquier otro bitcoin. La fungibilidad es una propiedad básica de la buena moneda que el crédito – dada su naturaleza – no tiene ni puede tener. Para que circule de manera eficiente, el crédito debe ser medido en unidades fungibles.
- Bitcoin está diseñado para funcionar como medio de intercambio y preservación del valor. Como la historia del dinero estatal ha demostrado una y otra vez, los medios de intercambio que no facilitan, asimismo, la preservación del valor fracasan irremediablemente. Hay una buena razón por la cual las letras de cambio eran redimibles en oro: este, gracias a su condición de buena moneda, le otorgaba estabilidad a todo el sistema. La buena moneda permite trasladar el valor no sólo en el espacio sino también en el tiempo, y así acumular el fruto de las actividades productivas para uso futuro. Esta propiedad es tan importante que de ella depende el funcionamiento de todo mercado extenso.
Ripple no sustituirá a Bitcoin, pero en caso de tener éxito sin duda lo complementará y lo potenciará. Al proveer nuevos canales para descentralizar los intercambios, Ripple podría acabar reemplazando algún día a los exchanges, haciendo a la economía Bitcoin independiente de los sitios que hoy resultan ser sus puntos más débiles.
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