Muchos ilustres partidarios de la competencia entre monedas insisten en ignorar cualquier innovación monetaria que no figure en la tabla periódica de los elementos.
Douglas French – discípulo nada menos que de Murray Rothbard – argumenta que, si fueran consecuentes con las enseñanzas del fundador de la Escuela Austríaca de Economía, deberían prestarle atención a Bitcoin.
La respuesta al problema del dinero de curso forzoso no es la reforma del gobierno – que es refractario a los cambios de fondo – sino el incombustible genio emprendedor.
No todos los individuos toman conciencia del valor de una nueva forma de moneda simultáneamente. Esos pocos individuos que reconocen el potencial monetario de determinados bienes antes que los demás (y actúan en consecuencia) pueden ser considerados emprendedores monetarios.
Algunos detractores de Bitcoin sostienen que, dado que los bitcoins nunca han sido una mercancía sin valor monetario – como lo fueron alguna vez los objetos hechos de oro – , Bitcoin no cumple con el «teorema de la regresión» de L. von Mises. Olvidan que Mises construyó su «teorema de la regresión» sobre la obra de Carl Menger.
Mientras la gente discute si el dinero debe ser esto o aquello, o provenir de aquí o de allí, o evolucionar a partir de aquello otro, Menger, el padre de la Escuela Austríaca, deja la cuestión en manos del mercado. Cuando el uso de cierta moneda se torna antieconómico – dice Menger – , ésta pierde su valor de intercambio y deja de ser moneda. Entonces otras formas de moneda emergen.
Los gobiernos están destruyendo sus divisas, y muchos empresarios lo saben. Pero los emprendedores no van a quedarse teorizando al respecto; ellos han identificado el problema y están haciendo algo para resolverlo.
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Ver texto completo, en inglés, en Laissez Faire Club
Ver también Bitcoin y los intelectuales
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