Fuente: Fortune.com
Por Trond Undheim
Traducido al español por majamalu
La existencia de Bitcoin presagia una nueva era más disruptiva que la de la actual Internet. La disrupción puede ser algo bueno, especialmente cuando afecta a la banca, un obsoleto conjunto de modelos de negocio que lleva miles de años sin experimentar cambios de fondo. Algunos bancos le tienen miedo a Bitcoin precisamente porque los obligaría a competir, y por lo tanto a innovar.
Las criptomonedas han estado con nosotros por más de cinco años, una eternidad en tiempos de Internet. Haciendo uso de la elegancia de las matemáticas, permiten la transferencia instantánea de valor casi sin costo entre dos partes, y sin la necesidad de confiar en un tercero. La disrupción se encuentra exactamente allí: en la eliminación de los intermediarios.
Durante ya algunos años hemos estado hablando de la economía colaborativa. Empresas como Airbnb y Uber han permitido que ciertos activos ociosos, que no podían ser explotados -como tu dormitorio vacío o tu segundo auto-, sean aprovechados para obtener ganancias financieras. La posibilidad de movilizar dichos activos está transformando los tradicionalmente ineficientes mercados de alquiler de habitaciones y servicios de transporte.
El Internet del Valor iría aún más allá. Imagina un mundo en el cual tú puedes llegar a ser, literalmente, tu propio creador de mercados; un mundo en el cual puedes crear mercados para cualquiera de tus activos –lo que podría ser entendido como cualquier cosa potencialmente valiosa que posees, piensas o haces–.
Lo que Bitcoin habilita no es meramente un nuevo mercado, sino un mercado de mercados; una plataforma para la emergencia de todo tipo de nuevos mercados. En ella anida la promesa de una transformación, por extraño que parezca, mayor que la de Internet. Negar tal potencial es como negar la realidad de la globalización.
¿Por qué los banqueros le temen a Bitcoin? Fácil: porque su impacto dará lugar a una onda expansiva que afectará a todo el sector financiero, perfilará nuevos ganadores y perdedores, forzará la descentralización de los servicios bancarios y creará un sinnúmero de micro mercados inimaginables hoy en día. Nada parecido se ha visto en todos los avances que ha registrado la economía de trueque y la economía de mercado en todas sus combinaciones. Y es que de eso se trata la Internet del Valor -de borrar la distinción entre el trueque, el dinero y el intercambio de servicios en cualquier mercado-. El comercio ya habrá explotado en todas direcciones, de maneras imposibles de predecir por los algoritmos actuales, cuando cada bien económico tenga un equivalente comerciable y almacenable –«un bitcoin«, si se quiere-.
Para muchos banqueros, este es un pensamiento aterrador.