«Democratización del dinero» es un concepto tan confuso que llevamos cuatro años evitándolo cuidadosamente. ¿Qué clase de democratización introduce Bitcoin? ¿Acaso lo hace más «democrático» el hecho de que cualquiera puede usarlo? Esto no es exclusivo de Bitcoin. ¿Que una mayoría decide qué dinero tienen que usar todos los demás? Falso. ¿Que «el pueblo» lo prefiere? Está lejos de ser cierto a día de hoy. ¿Que cualquier persona puede influir sobre las características del protocolo? De todas las concepciones, esta última es la más extraviada. El desarrollo de Bitcoin depende de un selecto grupo de programadores especializados, cuyos aportes son filtrados por una meritocracia en extremo rigurosa –tanto que los debates entre los desarrolladores pueden extenderse indefinidamente, aún cuando está en juego un cambio que muchos consideran indispensable y urgente–.
Por Gavin Andresen Director Científico de la Fundación Bitcoin
Me han acusado de ser demasiado frívolo con respecto al aumento del límite al tamaño por bloque. Esta serie de entradas en el blog tiene la intención de mostrar que no lo soy, que he pensado cuidadosamente acerca de los riesgos y beneficios. Di un paso atrás desde mi rol de desarrollador principal precisamente para tener el tiempo suficiente para dedicarme a pensar acerca de problemas, como éste, que requieren una visión más panorámica. Hoy me gustaría abordar, frontalmente, este argumento en contra de cambiar el límite al tamaño por bloque (actualmente de un megabyte):
Bloques más grandes que un megabyte no han sido probados lo suficiente, o bien no han sido sometidos a suficiente investigación en cuanto a las consecuencias económicas, o bien no han sido revisados desde el punto de vista de la seguridad lo suficiente como para estimar riesgos y beneficios.
Esto es algo difícil de responder –siempre puede haber más pruebas o investigación, sobre todo para un proyecto donde la seguridad es crítica, como Bitcoin–. Es fácil sufrir de «parálisis por análisis», y creo que el proyecto Bitcoin Core ha estado sufriendo de parálisis por análisis en este tema del tamaño de los bloques durante al menos tres años.
Estoy convencido de que la incertidumbre con respecto a cuándo, o si, esto se resolverá está dañando a Bitcoin. Si alguien me puede nombrar una tecnología exitosa de software que haya atravesado años y años de debate e investigación, y no haya sido puesta en marcha hasta alcanzar su perfección, cambiaré mi parecer –el ejemplo que inmediatamente viene a la mente es el Proyecto Xanadú frente a Internet–.
No creo que debamos adoptar el mantra de Silicon Valley de “muévete rápido y rompe cosas», pero sí creo que necesitamos movernos; «quedarse quieto y mirar cómo las cosas se rompen» es igual de malo.