Somos un grupo de tipos (con una tipa llenando el cupo femenino) muy obstinados, que no se resignan a ser meros espectadores de la decadencia de la civilización bajo el fraude colosal del estatismo.
Somos herederos eternamente agradecidos de los gigantes intelectuales y morales que nunca verás mencionados en un programa educativo estatal, precisamente porque dedicaron sus vidas a la búsqueda y divulgación de la verdad. Como forma de contribuir a la materialización de sus anhelos, hemos decidido compartir aquí el tesoro que de ellos hemos recibido, un tesoro laboriosamente acumulado en condiciones mucho más duras y en tiempos mucho más oscuros que los nuestros.
Para quienes valoran la vida, la libertad y la prosperidad, y por ende valoran las condiciones que hacen posible la existencia de esta dichosa tríada; para quienes no hayan sucumbido a los cantos de sirena de la coerción y –a pesar del adoctrinamiento, las amenazas y las tentaciones del status quo– aún conservan la capacidad de evaluar argumentos con independencia de locuras colectivas, tenemos buenas y malas noticias.
La buena noticia es que no estamos solos ni aislados: cincuenta años atrás, los partidarios conscientes y consecuentes del principio de no agresión se contaban con los dedos de una mano. Hoy somos millones de personas, libres ya de obstáculos geográficos a la comunicación.
La mala noticia es que nadie vendrá a rescatarnos: tenemos que difundir, poner en práctica y cultivar los principios filosóficos, culturales e institucionales sobre los que descansa la convivencia pacífica y productiva entre seres humanos. Las herramientas para hacerlo están a nuestro alcance, pero tenemos que usarlas.
Creemos que el ascenso de la marea colectivista en la que millones de personas se hunden lentamente no es un hecho inexorable; creemos que puede y debe ser contrarrestado, y que a tal efecto las nuevas tecnologías –PGP, foros online, cursos online, criptomonedas, registros de propiedad descentralizados, comercio p2p, impresión 3D, Seasteading, etc.– nos brindan una oportunidad histórica.
Y si en esto último nos equivocamos –si resulta que a estas alturas ya no es posible frenar la expansión del poder coactivo–, queremos que en el futuro se diga de nosotros, así como de todos los enemigos del dogma estatista: “Quizás esos tipos tenían razón”.
Antes o después, la desconfianza generalizada en la autoridad ilegítima, junto con la evidente superioridad del orden voluntario, marcarán el principio del fin del brutal imperio del Leviatán.
Cuanto antes, mejor.
La inflación es una forma de robo silencioso, que siempre termina en un fuerte estallido.
Contenido: -Qué es la inflación 0:57 -Cómo nos roban 4:43 -A quiénes culpan los culpables 6:03 -Kublai Kan, pionero 7:27 -La irrupción de las criptomonedas 11:36 -Se comunica con nosotros Roberto Mugabe 13:17 -Conclusión 27:03
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