Cuando al mercado se le permite determinar el precio del bitcoin y el volumen de transacciones en bitcoins por sí mismo, sin límites artificiales, el precio del bitcoin y el volumen de transacciones se correlacionan de forma natural.
Esta estrecha correlación entre esas dos líneas durante 2011-2014 ha sido absolutamente increíble –una de las correlaciones más limpias que se hayan observado jamás en cualquier sistema dinámico–.
El precio y el volumen han subido (y bajado) de la mano durante 4 años consecutivos –acaso el ejemplo más claro de un fenómeno emergente en toda la historia de la economía–.
De haber seguido su curso natural, este gráfico probablemente habría continuado expresando la ley de Metcalfe, y por lo tanto habría entrado eventualmente en los libros de historia de las generaciones futuras para señalar el surgimiento y el dominio inexorable de la criptomoneda conocida como Bitcoin –el triunfo del primer instrumento capaz de funcionar como refugio de valor, medio de intercambio y unidad de cuenta descentralizado y abierto; el triunfo de una moneda independiente del poder coactivo, cuyo valor aumenta a través de los años junto con el volumen de transacciones y la utilidad–.
A fines de 2014, sin embargo, una nueva empresa llamada Blockstream intentó bloquear esta progresión natural.
Los oligarcas detrás del antiguo régimen de dinero fiat arbitrariamente inflado, con respaldo en deuda y violencia estatal, creyeron haber encontrado una forma inteligente de intentar un último acto de resistencia, y de paso hacer un buen negocio a expensas de Bitcoin.
Trajeron con ellos su habitual cajón de sastre con la variedad de trucos sucios que suelen utilizarse para acabar con cualquier nuevo movimiento social o económico o político que promete liberar a la gente del dominio de los bancos centrales:
Compraron a los desarrolladores de Bitcoin Core y los vincularon a Blockstream, con una mísera financiación inicial de US$ 21 millones, y ahora la adición de otros miserables US$ 55 millones (casi nada si lo comparamos con los billones de dólares en riqueza que la capitalización de mercado de Bitcoin podría eventualmente representar).
Trataron de controlar todos los principales sitios de noticias y de discusión en línea relacionados con Bitcoin: impusieron la censura, esparcieron mentiras, sembraron la incertidumbre, desestabilizaron grupos en línea, promocionaron a sus aduladores y esbirros y aislaron a los investigadores y desarrolladores independientes –en /r/ bitcoin, en bitcoin.org, en las conferencias en Montreal y Hong Kong, en la lista de correo de desarrolladores, en Wikipedia…–.
Blockstream cree estar ganando en su batalla para controlar Bitcoin.
Ha logrado (en 2015) suprimir el precio del bitcoin: como se puede ver en el gráfico de arriba, la correlación entre el precio y el volumen se interrumpió en 2015, con el primero quedando por debajo del segundo y separándose por primera vez en la historia.
Pero ¿podrán seguir esparciendo su dinero fiat para continuar engañando a la gente indefinidamente?
Probablemente no. Porque…
Ahora puedes elegir un cliente Bitcoin libre de la escasez artificial impuesta por Blockstream al tamaño del bloque.
Por ydtm Leer texto original, en inglés