Entre los que siguen los avatares de Bitcoin desde el año 2010, es común experimentar una sensación que sólo cabe describir como «meta-déjà vu» – esto es, el déjà vu de un déjà vu. Para estos viejos lobos de mar, tan familliares resultan los lamentos, los comentarios derrotistas y, en general, la atmósfera de abatimiento que envuelve al planeta Bitcoin cada vez que el precio entra en una pendiente negativa, que tienden a ver todo el fenómeno como un ciclo más de la naturaleza.
Es como si periódicamente miles de personas olvidaran, en un ataque de pánico, que nunca habrá más de 21 millones de bitcoins, que Bitcoin es inmune a la censura, que su protocolo es refractario a la manipulación, y que el sistema monetario y financiero vigente se encuentra en un estado terminal.
Mientras tanto, los fundamentos de Bitcoin se mantienen incólumes, como explica Jaime Gladish:
Si tienes bitcoins, eres un pionero
¿Qué? No, los pioneros eran esos tipos que minaban con CPU y conseguían mil bitcoins por día, ¿no?
Tenlo presente: Bitcoin nació hace tan sólo 4 años. ¿Recuerdas cómo era Internet a sus 4 años de edad?
La infraestructura estaba allí, pero la experiencia no era muy agradable. Una gran cantidad de información estaba incorporándose y poniéndose al alcance de todo el mundo, y la gente empezaba a vislumbrar las increíbles posibilidades que ofrecía esta nueva tecnología. Sin embargo, quedaba todo por construir, y a Internet no le faltaban críticos – entre los cuales abundaban aquellos que tenían algo que perder con su expansión.
Un ejemplo célebre es esta pieza de la revista NewsWeek publicada en 1995 , que explica «Por qué Internet fracasará» (Newsweek dejó de existir en forma impresa en diciembre de 2012, ¡y hoy sólo se publica vía Internet!). Esto puede resultar gracioso, pero en aquél entonces parecía verosímil. Apelar a la autoridad es una de las falacias más potentes. A menudo, el que se considera experto en un determinado campo está demasiado invertido en su visión del mundo, y con tanto en juego le será muy difícil aceptar un nuevo paradigma, aún cuando la evidencia a favor de este es abrumadora.
Ser tan joven y volátil trae consecuencias
Bitcoin sigue siendo una buena apuesta. La gente que se mete en problemas es aquella que invierte demasiado y de golpe, y luego huye cuando las cosas no van bien. Pero a medida que Bitcoin crece, esto tiende a ocurrir cada vez menos. Las fluctuaciones en el precio atraen a más inversores, que suman liquidez y profundidad al mercado. Y a medida que más gente va enterándose de su existencia y de sus ventajas, el uso de Bitcoin sigue propagándose.
Bitcoin no ha cambiado; lo que cambia es la percepción de la sociedad. Barreras psicológicas de precios, compras y ventas motivadas por el pánico, atención de los medios, regulaciones… todo esto se combina para generar diferentes tendencias.
Si mantienes los pies sobre la tierra, podrás disfrutar más del espectáculo.