Las grandes creaciones monetarias no son precisamente frecuentes. Miles de años atrás, el primer individuo en descubrir y aprovechar las cualidades monetarias del oro no imaginó la magnitud de la explosión productiva que había desencadenado. De hecho, gracias a sus propiedades fisicoquímicas, a su amplia distribución geográfica y a su baja proporción entre producción anual y stock de existencias, el oro sigue siendo la moneda por excelencia – y acaso el único medio confiable para extinguir deuda en un contexto como el actual.
El oro superó con creces la prueba del tiempo debido a que cumple muy bien con sus funciones monetarias – lo cual no significa que es insuperable. Veamos algunos de los inconvenientes que presenta el oro como medio de intercambio y preservación del valor:
– Es relativamente fácil de falsificar.
– La cantidad de oro en una moneda puede ser alterada.
– Las pequeñas unidades (ej: cienmilésima parte de una onza) no son convenientes para el intercambio cotidiano.
– Con el uso frecuente pierde algo de valor debido a la abrasión.
– Es difícil transportar grandes cantidades de forma segura.
– No puede ser transmitido electrónicamente.
– Su resguardo es caro o bien riesgoso.
Bitcoin es objetivamente mejor moneda que el oro, así como el oro es objetivamente mejor moneda que la sal. ¿Por qué, entonces, Bitcoin no es tan ampliamente aceptado como el oro? Por la misma razón que, en el año 1974*, el correo electrónico no era tan ampliamente aceptado como el correo postal.
*El correo electrónico fue creado en el año 1971.
Ver parte 2 de Bitcoin versus oro
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