Imagínate que vives en un país con una moderna moneda fiat (USD, EUR, YEN, GBP, etc.), y que se te acaba de otorgar la capacidad de aumentar el saldo de tu propia cuenta bancaria a discreción.
Después de festejar tu buena fortuna, empiezas a trabajar en un presupuesto para tu nueva vida –algunos miles de millones deberían alcanzar–.
Probablemente pensarás en un número razonable. De alguna manera, de forma intuitiva, incluso los financieramente ignorantes saben que una cifra astronómica –como 100 mil trillones de dólares– acabaría trayéndoles problemas. ¿Pero por qué?
La respuesta es que este ejemplo absurdo ilumina una verdad fundamental sobre la inflación monetaria: que en esencia, sea cual sea su nivel e independientemente de la racionalización que pretendan vendernos, la inflación es un robo; un robo directo a quienes poseen la moneda que se está depreciando.
Si robas un poco a todo el mundo, podrías salirte con la tuya; pero si robas demasiado corres el riesgo de sabotear la fe en la misma moneda que manipulas.
Algo más a tener en cuenta es que debes aumentar el saldo de tu cuenta bancaria antes que los demás. Lógicamente, tu plan solo funcionará si se despliega en la oscuridad, pues los precios de los bienes y servicios tarde o temprano reaccionarán: una vez que la nueva moneda circule lo suficiente, los precios empezarán a aumentar. Así pues, es clave ser el primero en conseguir el dinero recién emitido.
Entonces, ¿quién obtiene primero el dinero?
Las monedas modernas son elásticas, lo que significa que la masa monetaria puede aumentar o disminuir mediante el crédito: cuando se pide dinero prestado de los bancos, la oferta de dinero aumenta, y cuando la deuda se paga, la oferta de dinero disminuye. Quienes reciben estos préstamos son, intencionalmente o no, los que obtienen el privilegio de gastar primero.
Esto ilustra que la moneda fiat, por su propia naturaleza, crea ganadores y perdedores, y con su continua expansión y contracción de la oferta se asemeja a una serpiente que se come a sí misma continuamente.
Hay muchas razones por las cuales rechazar una moneda fiat:
- Puede volverse inestable en determinadas circunstancias (piensa en la serpiente comiéndose a sí misma de un modo inusualmente rapaz), lo que acarrea serios daños financieros sistémicos.
- Su tendencia a oscurecer las malas inversiones durante períodos prolongados, después de los cuales vienen períodos de liquidación masiva (la dolorosa fase contractiva del ciclo económico).
- Su corruptibilidad: las manos humanas en las palancas de la creación de dinero siempre van a ser presionadas y tentadas por influencias externas.
Una moneda con un suministro predecible, como el bitcoin, elimina esos problemas. Cierto es que tomará algún tiempo acostumbrarse a vivir en un mundo bitcoinizado, ya que el poder adquisitivo del bitcoin se ajustará dinámicamente a las condiciones económicas, a veces quizás de manera violenta. Pero el balance será claramente positivo, pues Bitcoin elimina los problemas cuando brotan, en lugar de permitir que florezcan.
Tras eliminar las presas del Nilo monetario, puede que tengamos un desborde anual, pero no tendremos una inundación de cincuenta años.
Deseémosle a nuestro amigo Bitcoin, el tejón melero, buena suerte contra la serpiente.
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Por Aaron Lasher – Fuente (originial en inglés): Real Virtual Currency