Por Charles Hugh Smith
La narrativa estructural de los bancos centrales/capitalismo de cárteles es que los organismos centralizados tienen el poder para limitar las recesiones y extender la política de crédito “como en los buenos tiempos” de forma indefinida. El saco del poder centralizado esta lleno de trucos que incluyen políticas fiscales tales como el aumento del déficit para impulsar la demanda agregada durante recesiones y políticas monetarias como la disminución de los tipos de interés a cero y la compra de bonos, también conocido como “flexibilización cuantitativa”.
Si pasamos por debajo del alambrado y escapamos del campo de concentración de la ideología keynesiana, encontraremos pensadores como Ugo Bardi, John Michael Greer y Dimitry Orlov, quienes exploran con sus trabajos las dinámicas de hundimiento, resiliencia y sostenibilidad.
Estos tres autores han añadido una gran cantidad de luz a mi propia (emergente) comprensión de las dinámicas de hundimiento.
Podemos resumir las dinámicas de hundimiento de muchas formas; aquí va una: el hundimiento es la fragilidad latente manifestándose. La siguiente (trágica) analogía ofrece un ejemplo: un hombre de mediana edad no parece enfermo, solo un poco gordo, pero nada que a él o a sus íntimos les haga sospechar sobre la fragilidad de sus obstruidas arterias y su corazón insuficientemente irrigado. Como de la nada, el hombre tiene un ataque fulminante al corazón y muere, para conmoción de todos los que le conocían.
El hundimiento financiero no viene “de la nada”, de la misma forma que un ataque al corazón por obstrucción de las arterias coronarias no viene de la nada. Las acciones y las elecciones tienen consecuencias; a medida que la resiliencia y la redundancia son lentamente retiradas de los sistemas complejos, la fragilidad del sistema crece bajo la superficie. En algún momento, difícil de predecir, se sobrepasa el punto crítico y el complejo sistema falla.
En el reino de las finanzas, la fragilidad se construye según el sistema reposa más y más sobre prestamos marginales, deudores marginales, y compradores e inversores marginales favorecidos para mantener la ilusión de crecimiento. La actual “recuperación” es completamente dependiente de los préstamos marginales (banca «fantasma» de China), deudores marginales (compradores de automóviles aceptando prestamos sub-prime a 7 años), compradores (los corruptos oficiales chinos comprándose casas de 3 millones de dólares en Vancouver) e inversores marginales (centro comerciales vacíos, fábricas vacías, recompra de acciones, etc.).
El problema del “crecimiento” basado en frágiles márgenes resulta en que el sistema entero se vuelve frágil como consecuencia de dicha dependencia. El actual estado global de la burbuja inmobiliaria se sostiene sobre una sola condición: que el flujo de oficiales chinos corruptos huyendo de China con sus sucios millones para invertir en occidente sea interminable.
Pero no puede haber un flujo interminable de oficiales corruptos, incluso de China, y los mercados basados en esta fina capa de capital corrupto se hundirán tan pronto ese capital se seque.
Lo mismo puede ser dicho de la producción marginal de crudo, los compradores marginales de camiones, los cafés marginales, las tiendas marginales, etc. Cuando una frágil –altamente peligrosa– banca fantasma se convierte en una fuerza dominante en el crédito, el propio sistema se vuelve frágil.
Los economistas convencionales son completamente ciegos a la fragilidad del sistema. No hay una fórmula en el culto keynesiano que mida la fragilidad del sistema, así que para ellos esta simplemente no existe.
Ésta es la razón por la que los pánicos finacieros y los hundimientos parecen “salir de la nada” para los economistas convencionales.
Predigo que la Recesión Global de 2016 reflejará el «efecto Séneca» [Nota del traductor: el declive es más rápido que el ascenso] tal y como lo describe Ugo Bardi. Esto puede no estar en consonancia con el propio trabajo de Bardi, por lo que quiero dejar claro que es mi predicción y no de Bardi. Pero creo que hay buenas razones para pensar que el sistema financiero/económico global está listo para tomar la cuesta abajo más rápido de lo que imaginan los más pesimistas.
Recuerda que la “recuperación” global entre 2009 y 2015 fue totalmente debida a la expansión de la deuda contraída por tomadores de crédito marginales. La fragilidad sistémica no responde a los pases mágicos de los bancos centrales ni a la charlatanería de los keynesiasnos. A diferencia de esas “herramientas políticas”, la fragilidad es real.
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