«Democracia» – la palabra mágica, la gran excusa… «No es perfecta», nos dicen, «pero es perfectible», ¡y tú también puedes participar! ¿O acaso eres antidemocrático?
A pesar de las innumerables lecciones de la historia, la religión de la «Mayoría» sigue gozando de buena salud. Era de esperar, entonces, que sus mitos permearan el nuevo mundo de las criptomonedas.
Artículo publicado originalmente en moraluniversal.com.
Por J.P
La gente está muy confundida con esto de la democracia. Dicen que Bitcoin es la “democratización del dinero”. Tienen el misticismo del “gobierno del pueblo” y sus mantras tan enquistados por el adoctrinamiento estatal y escolar que han recibido, que les parece que la libertad de internet refleja la “democracia”. En particular, les parece que Bitcoin o el dinero electrónico descentralizado devuelve el control del dinero “al pueblo”.
Tristemente, este es un error de percepción que no tiene cura sino revisando nuestro entendimiento del mundo y de la moralidad de los gobiernos. Los “pueblos” no tienen libre albedrío; lo que refleja internet es la libertad individual.
Claramente, tener una mayoría arbitraria de personas – llámenla “España”, ”Swazilandia” o “mi patio” – no convierte a tus antojos en algo que puedas imponer violenta y justamente sobre la minoría arbitraria resultante. Tampoco Bitcoin funciona mediante la imposición forzosa de la validez de las transacciones al resto de los nodos de la red. La brutalidad humana no funciona para mantener computadoras conectadas ni para resolver problemas matemáticos.
Un atleta se impone no porque da un garrotazo a sus competidores, o porque llama a la policía si estos no se someten a sus reglas; se impone porque corre más rápido o tiene mayor habilidad. Bitcoin se impone porque una mayoría de nodos resuelve el problema matemático de mantener la cadena de bloques (el libro de transacciones) de manera exitosa, racional y voluntaria. Que un parlamento de idiotas – que no saben resolver problemas sino votando hacia dónde cae el garrote – decida X, no quiere decir que X sea la solución del problema; si acaso dice algo es que no son ellos los más adecuados para resolverlo. Bitcoin nada tiene que ver con este enamoramiento para con los brutos que tiene la gente todavía, cuando se niegan a ver que sus heridas y su esclavitud no se pueden esconder con ilusiones pseudo-racionales de diálogo y “democracias”. Heridas que se ven muy claramente, y que afloran en conflictos tan repetitivos y viejos que hasta ellos se cansan.
Igualmente salen altcoins (criptomonedas alternativas) alrededor de otros conceptos arbitrarios (un perro, “Islandia“, “Spain“… y así potencialmente hasta el infinito) pues les parece que la “democracia directa” (o la idea de que, gracias a internet, podemos hacer todas las decisiones políticas por votación popular) es lo mismo que una agregación voluntaria de computadoras que, totalmente ajenas a restricciones injustificadas como las que implican dichos conceptos, se organizan para construir un edificio matemático coherente y racional – y efectivamente universal.
Imagen por Kaz/Pixabay