Por Rick Falkvinge
Muchas personas se confunden por el hecho de que Bitcoin ha aumentado un 200% desde el principio de este año, y se preguntan cómo deberían interpretar esto.
Para tratar de anticipar el comportamiento del mercado, algunos se dedican a observar números y líneas trazadas en gráficos, y nos dicen que el precio podría llegar a US$ 50, US$ 100, US$ 150, y hasta a US$ 1.000. Pero estas cifras no están basadas en una premisa fundamental: Bitcoin es una herramienta que facilita las transacciones. Y como tal, compite por su participación en el mercado de transacciones.
El valor de Bitcoin no se averigua mirando alegremente como suben y bajan los números en una pantalla mientras comemos palomitas de maíz. Lo que hay que hacer es identificar un mercado global relevante para el análisis, considerar su tamaño y estimar cuál podría ser el lugar de Bitcoin en ese mercado, teniendo en cuenta los puntos fuertes y las debilidades de los productos que ofrece la competencia.
El tamaño total del mercado de transacciones es difícil de estimar, pero se ha calculado en alrededor de 60 billones de dólares (la cantidad de dinero en circulación en todo el mundo). Creo que es razonable suponer que Bitcoin podría capturar una cuota del 1% al 10% de este mercado. Recuerda que al eliminar de las operaciones a los procesadores de tarjetas de crédito amplías tu margen de ganancia en un 3% a 5%, de modo que el incentivo para adoptar Bitcoin es inmenso: ese 3% a 5% de ahorro se traduce en ganancias de un 50% a un 100% más para el común de los minoristas.
Dado que aproximadamente uno de cada cuatro bitcoins es utilizado en transacciones, mientras que el resto se mantienen como ahorro / inversión, cabe inferir una capitalización de mercado de 600 mil millones – como mínimo – a 6 billones de dólares – como máximo – a ser divididos entre unos 6 millones bitcoins. En esa eventualidad, cada bitcoin valdría entre US$ 100.000 y US$ 1.000.000.
Sostengo mi predicción de que Bitcoin será masivamente adoptado en torno al año 2019. Pero como las nuevas tecnologías típicamente demoran unos diez años en alcanzar su madurez a partir de su adopción masiva, es posible que, en este caso, la máxima capitalización de mercado no llegue antes del segundo lustro de los años veinte.
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