Fuente: Oleganza.com
El propósito de la cadena de bloques es ayudar a aquellos interesados en establecer un continuo consenso mundial sobre un conjunto de datos cada vez mayor, sin que tengan que confiar en una autoridad o ser víctimas de atacantes activos que puedan obtener una ventaja mensurable mediante la manipulación de ese consenso.
Dicho consenso se encuentra firmemente establecido porque cada versión actualizada del conjunto de datos tiene anexada una prueba de trabajo lo suficientemente grande. Contrariamente a la creencia popular, esta prueba de trabajo no debe ser simplemente un poco más grande que cualquier otra versión alternativa. El atacante activo no puede anunciar su versión igualmente a todos los nodos, por lo que cómodamente se puede elegir la más difícil. Lo que necesitamos de la prueba de trabajo es que sea algo inviable de rehacer. No debe haber ni siquiera una posibilidad de que alguien construya una instalación secreta capaz de recrear la misma cantidad de prueba de trabajo producida por todos los participantes «honestos» (es decir, abiertos).
Imaginemos que recibo US$ 1 millón en una dirección Bitcoin y espero 1 semana para que quede “enterrada” bajo una 1 semana de prueba de trabajo. Lo que necesitamos hacer es que el costo de rehacer la misma cantidad de trabajo sea mayor a US$ 1 millón. La cantidad de trabajo realizada en una semana realmente debería costar más de US$ 1 millón. En otras palabras, para que una cadena de bloques sea realmente segura, tiene que haber una gran brecha entre el costo de la misma y el del siguiente mejor competidor. Además, la cadena de bloques número 2 no puede ser considerada segura o valiosa, ya que tiene un costo de ataque mucho más bajo y la existencia misma de la número 1 es un indicador de que un ataque es factible.
Tengan en cuenta que la elección de un algoritmo de Prueba de Trabajo incompatible no cambia esto. En un mundo Bitcoin bien desarrollado, en donde la minería se realiza con hardware altamente especializado, los algoritmos de minería no importan. Tanto Bitcoin como los códigos de las monedas alternativas miden su seguridad en la cantidad de dólares necesaria para reescribir sus historias.
Esta brecha entre el número 1 y el número 2 sigue creciendo debido al costo de oportunidad. Los que invierten en minería tienen que invertir el 100% en la cadena de bloques potencialmente más rentable. Aquellos que especulativamente inviertan en la propia moneda tienen que hacerlo en el medio de almacenamiento de valor más prometedor y seguro; lo cual invita a más mineros a contribuir con la seguridad y a más inversores y especuladores para brindar más valor.
Al final sólo puede haber una cadena de bloques de la que valga la pena hablar, y hasta ahora parece que Bitcoin lleva dicho título.