Falkvinge: «Solo así cobra sentido la estrategia de Blockstream:»

Si Blockstream posee patentes relacionadas con Segwit, los confusos episodios de los últimos tres años cobran sentido

Por Rick Falkvinge

A juzgar por el modo en que se comporta la gente de Blockstream dentro de la comunidad Bitcoin, estoy absolutamente seguro de que Blockstream y/o sus propietarios poseen patentes relacionadas con Segwit, y que planean usarlas de manera ofensiva. Aún sin haber leído los documentos relacionados con dichas patentes, pues estos pueden ser mantenidos en secreto durante mucho tiempo, he llegado a esta conclusión tras observar que el comportamiento de Blockstream es exactamente igual al de muchas entidades que han ido a la quiebra en los últimos 20 años.

Al principio de mi carrera trabajé como representante de Microsoft en el desarrollo de estándares para telecomunicaciones. Una vez al mes debía reunirme con representantes de las compañías más reconocidas del sector (Nokia, Ericsson y AT&T, entre otras), para negociar qué sería incluido en el futuro en el estándar.

Durante esas negociaciones resultaba evidente que todos trataban de introducir el máximo número posible de patentes de su propia cartera en el estándar de la industria, utilizando como fachada argumentos basados estrictamente en supuestos méritos técnicos. Algunos lograban su cometido. Otros fracasaban rotundamente.

Un ejemplo típico de estos últimos eran los que planteaban que la función X debía usar el mecanismo Y (para el cual ellos tenían patentes no declaradas) apelando a un argumento técnico sin sentido. Cuando los técnicos expertos en la sala señalábamos la incoherencia, ellos repetían que la función X debía utilizar el mecanismo Y, pero ahora basándose en un argumento completamente nuevo, que tampoco tenía sentido.

La verdadera razón por la que presionaban tanto para que el mecanismo «Y» fuera utilizado, por supuesto, era que ellos tenían las patentes de dicho mecanismo y querían que su tecnología patentada fuera incluida en el estándar de la industria. Sin embargo, eran incapaces de exponer un argumento coherente, que resistiera el escrutinio de los técnicos, para explicar por qué esa era la mejor solución disponible.

En otras palabras: el clásico truco de mover el aro para impedir que el rival enceste el balón.

Llegado cierto momento, nuestro equipo técnico –formado por muchas personas de diferentes compañías– se quedaba sin paciencia y sin razones para asumir buena fe por parte de los que, apelando a falsas justificaciones técnicas, trataban de meter algo patentado en el estándar, ya que sabíamos que no eran más que inventos oportunos pero aún así teníamos que seguirles la corriente –hasta cierto punto, dado que si no se rendían aún después de haber perdido el debate técnico, todos sabíamos lo que estaba en realidad sucediendo–.

Pero la estrategia de Blockstream de mover el aro no se limita a las cuestiones técnicas.

Cuando más adelante me dediqué a la política, vi este patrón con mucha más claridad –básicamente en cada decisión que se toma en política–. Lo llamábamos la estrategia de «las razones altas y las razones bajas». La razón «alta» –o «noble»– es aquella que se presenta al público para impulsar cierta medida política. La razón «baja» es aquella que explica por qué el político en cuestión está verdaderamente interesado en dicha medida. Muchas veces no era fácil encontrar una conexión directa entre ambas razones.

Esos conflictos entre «razones altas” y “razones bajas» se podían detectar en los pequeños detalles. Por ejemplo, cuando para defender una nueva medida de vigilancia invasiva se dijo que el objetivo era combatir el terrorismo. Luego, cuando uno leía la ley en profundidad, el texto en realidad decía “terrorismo y otros crímenes», un detalle no menor al que nadie prestaba atención. Dos años después de aprobada la ley, resultó que los nuevos sistemas de vigilancia se habían utilizado en un 98% para combatir a los adolescentes que compartían música y películas entre sí, y que quien originalmente la había promocionado estaba estrechamente vinculado a la industria del copyright.

Como era de esperar, la estrategia de utilizar un argumento públicamente para encubrir un objetivo inconfesable también estaba presente en la política. Pero también hay otro patrón, del que nos ocuparemos más adelante: «Queremos incorporar esta función por X razón, o por cualquier otra razón».


Antes de continuar, hagamos un resumen del diálogo de los últimos tres años entre Blockstream (BS) y la comunidad Bitcoin no-Blockstream (CB):

BS: ¡Estamos desarrollando Lightning Network como una solución de segunda capa (montada sobre la cadena de bloques)! ¡Requerirá algunas funciones adicionales que son realmente geniales!

CB: Ok, suena bien, pero también necesitamos aumentar pronto la capacidad dentro de la cadena.

BS: Hemos creado el paquete Segwit para habilitar Lightning Network. Es algo complicado, pero resuelve el problema de la maleabilidad y el del crecimiento cuadrático de los datos de las transacciones. Podría ayudar un poco a escalar también, pero no es realmente una solución de escalabilidad, por lo que no nos gusta que se lo llame así.

BC: Claro, entonces hagamos eso y también aumentemos el límite al tamaño del bloque.

BS: Entendemos que desean aumentar el tamaño del bloque.

BC: Si. En este momento sería apropiado un límite de 20 MB.

BS: Proponemos 2 megabytes, y luego aumentar a cuatro y a ocho.

BC: Eso es ridículo, pero está bien, siempre y cuando la idea sea continuar escalando exponencialmente.

BS: En realidad, cambiamos de opinión. De ninguna manera vamos a aumentar el límite al tamaño del bloque.

BC: Bien, entonces nosotros vamos a optar por Bitcoin Classic.

BS: ¡Hola mineros! ¿Firmarían un acuerdo para usar exclusivamente el software de Core a cambio de que les prometamos un hardfork a 2 megabytes (al margen de Segwit)?

Mineros: Bueno, tal vez. Pero sólo si lo firma el CEO de Blockstream.

Adam: *firma como CEO de Blockstream*

Mineros: Bien. Veamos si se puede confiar en ustedes.

Adam: *revoca su firma inmediatamente y firma como «individuo»*

Mineros: Eso es deshonesto, pero nosotros no vamos a ser deshonestos sólo porque ustedes lo sean.

BS: En realidad, cambiamos de opinión otra vez. Tampoco vamos a hacer un hardfork a 2 megabytes.

BC: Hemos analizado Segwit con más detenimiento; es un invento realmente horrible. Está muerto. Descártenlo.

BS: ¡Segwit obtendrá un 95% de apoyo! ¡Hemos hablado con TODAS las principales empresas!

BC: Ya hay un 20% del poder de cómputo que se opone a Segwit. Es imposible que alcance el 95% de apoyo.

BS: ¡Segwit es LA solución para la ESCALABILIDAD! ¡Es un VERDADERO aumento del tamaño del bloque!

BC: Necesitamos un pacto para poner fin al estancamiento.

BS: ¡Segwit FUE y ES parte del pacto! ¡No debe haber aumento del límite al tamaño del bloque! ¡Segwit es el aumento de tamaño del bloque!


Esta es sólo una pequeña muestra, pero podría seguir indefinidamente. Por ejemplo, recordando que Blockstream había dicho que el número de nodos era un asunto irrelevante cuando los nodos de Bitcoin Classic comenzaron a aumentar, y que el poder de cómputo era la única medida válida, mientras que ahora que Bitcoin Unlimited tiene entre el 40% y el 50% del poder de cómputo Blockstream dice –no, grita– exactamente lo contrario.

Este es un patrón típico de alguien que está tratando de impulsar un proyecto con objetivos encubiertos; ya que, debido a la naturaleza inmutable de la cadena, si Segwit es implementado estará en Bitcoin para siempre.

Pero hay aún más. Otra conducta típica de quien pretende distraer y confundir a la comunidad es intentar fabricar enemigos externos. Los «halcones» en los gobiernos siempre hacen eso cuando quieren ir a la guerra: imponen un relato de manera agresiva, llaman traidor y saboteador a cualquiera que desafíe ese relato, y hacen sonar los tambores de guerra. Es una cosa tribal, pero funciona. En este caso, Blockstream ha señalado a dos individuos como «enemigos», y ha animado a las personas que quieran sentirse parte de la comunidad a agredirlos, en una actitud que remeda escenas de la película 1984.

Y todo esto solo para introducir su patente en Bitcoin, sin importar si en el proceso tanto Bitcoin como la comunidad son destruidos.

No hay otra manera de explicar su conducta. Nuevamente quiero enfatizar que no he leído ninguna de las solicitudes de patente de Blockstream. De todos modos, sería inútil intentarlo porque no podría acceder al texto completo, dado que las patentes pueden mantenerse en secreto por alrededor de 18 meses. Pero basándome en el comportamiento de Blockstream, puedo decir con absoluta certeza que he visto este mismo comportamiento muchas veces en el pasado, y siempre en personas que presentan razones al público diferentes a las que verdaderamente motivan el curso de acción propuesto.

Dicho esto, Blockstream cuenta con algo llamado «Compromiso de Patente Defensiva». Es un texto legal que básicamente dice que sólo usarán sus patentes para acciones defensivas, o para cualquier otra acción.

¿Leyeron esa última parte?

Esa frase es llamativamente similar a «terrorismo y otros crímenes», donde «y otros crímenes» forma un conjunto que incluye a «terrorismo», y por lo tanto le quita relevancia a la primera parte de la frase.

El político dice: «Terrorismo y otros crímenes».

El público oye: «Terrorismo».

El verdadero significado es: «Cualquier crimen, incluyendo cruzar mal la calle».

El Compromiso de patente defensiva de Blockstream tiene exactamente ese patrón: Blockstream sólo usará sus patentes de manera defensiva, o de cualquier otra manera que considere apropiada.

Blockstream dice: «Solamente con fines defensivos, o con cualquier otro fin.»

El público oye: «Solamente con fines defensivos».

El verdadero significado es: «Con cualquier otro fin».

Asumamos por un momento que Greg Maxwell y Adam Back, de Blockstream, actúan de buena fe, que realmente no tienen ninguna intención de usar patentes de manera ofensiva, y que suscriben el compromiso de patentes con toda su credibilidad personal.

Aún así no sirve de nada.

En caso de quiebra, todos los activos de Blockstream –incluidas estas patentes— irán a un liquidador, cuyo trabajo es sacar el máximo provecho de los activos en juego, y que no estará obligado a cumplir con ninguna promesa que haya hecho la administración previa a la bancarrota.

Además, los propietarios de Blockstream pueden reemplazar a sus directivos –y yo predigo que lo harán–, en cuyo caso las promesas personales de los individuos que han sido reemplazados no tienen peso alguno para la nueva gerencia. Si una empresa hace una declaración acerca de sus intenciones, también es libre de declarar lo opuesto en el futuro, y es probable que lo haga cuando sean otras las personas que hablen por la empresa.

Esto nos lleva a preguntar quiénes son los propietarios de Blockstream: ¿quién saldría ganando en caso de que los directivos sean reemplazados?

Los propietarios de Blockstream son instituciones financieras tradicionales –en especial AXA, la que más ha invertido– que tienen todo que perder si las criptomonedas siguen ganando terreno.

Y han comprado («han invertido en») una compañía que tiene la oportunidad de poseer patentes asociadas a la cadena de Bitcoin, y por lo tanto de prohibir directamente su uso a determinadas personas, o bien obtener una buena renta de cualquiera que la utilice.

Aquí la conclusión es ineludible: la estrategia de Blockstream de mover el aro de lugar constantemente ha tenido como objetivo encubierto que los propietarios de Blockstream se adueñen efectivamente de Bitcoin a través del derecho otorgado por las patentes.

Aunque esa afirmación suene aterradora, es la única –la única– que explica el accionar de Blockstream durante los últimos tres años.

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