Muchos tienen una fe conmovedoramente ingenua en el status quo, y creen que este los salvará aun cuando el sistema actual muestre su verdadera naturaleza. ¿Por qué digo que es ingenua esta fe?
Empecemos con una pregunta clave: ¿te parece remotamente competente el status quo?
Si tu respuesta es «sí», la segunda pregunta es esta: ¿en qué planeta vives? ¿Marte? Aquí en la Tierra, nadie que no haya sido comprado y convertido en cómplice a sueldo del status quo afirmaría tal cosa, excepto en broma.
El status quo supone que no podemos hacer frente a la verdad como adultos, y por lo tanto se dedica a endulzar cada problema irresoluble con mentiras y falsas garantías. El status quo supone que la plebe mataría al mensajero, es decir, que se sacudiría a cualquier líder que fuera tan tonto como para decir la verdad. La verdad es que las promesas que te han hecho no pueden cumplirse.
No a causa de una conspiración maléfica, sino porque a esta altura la realidad demográfica y financiera lo hace imposible, independientemente de quién esté en el poder.
Voy a tener mi seguro social, ¿verdad? ¡Me lo habían prometido! No seas tonto, hombre. Tendrás algo que se llama seguridad social, pero será gravado hasta el punto en que sólo te permita comprar una barra de pan, o bien tendrá el valor de una barra de pan. De modo que sí, tendrás tu seguridad social, pero no la que te han prometido o la que imaginabas.
Voy a tener atención sanitaria, ¿verdad? ¡Me lo habían prometido! Claro, por supuesto, la tendrás. Pero no la atención que imaginabas –ya sabes, la que cubre todo sin costo alguno–.
El mercado bursátil no colapsará, ¿verdad?
¿Acaso esto luce como un mercado de valores que nunca más va colapsar, o como un mercado de valores que está a punto de colapsar de nuevo? Tu respuesta es una medida de tu credulidad y fe en las falsas garantías del status quo.
¿Acaso este gráfico de la deuda federal se ve remotamente sostenible? No seas tonto, hombre –es claramente insostenible, digan lo que digan los cómplices de la élites en el poder–.
Aquí hay un gráfico que muestra cómo el status quo «corrige» todos los problemas: transfiriendo más deuda y más pérdidas a los contribuyentes. ¿Los préstamos para estudiantes están fuera de control y a punto de implosionar? No hay problema, todo lo que hay que hacer es transferir toda la deuda incobrable (es decir, las pérdidas) a los contribuyentes.
Si crees que esa es una solución real, te propongo un trile que me gustaría jugar hasta que no tengas más posesiones terrenales (o marcianas). O, si lo prefieres, hunde directamente todo tu dinero en el mercado de valores; eso te desplumará con la misma eficacia que el amañado trile.
No creas que el status quo te salvará, o que de alguna manera cumplirá con sus infinitas promesas. La fe ingenua en promesas incumplibles y otras fantasías es algo muy peligroso en el mundo real.
Por Charles Hugh Smith – Leer original, en inglés, en Daily Reckoning