Un nuevo país se ha sumado a la lista de jurisdicciones explícitamente amigables para con Bitcoin, que hasta hace unos pocos días estaba integrada por Alemania y Canadá. Esta vez fue el ministro de finanzas de Bélgica quien dio a entender que dejará en paz a los bitcoiners.
Evidentemente, los amos y señores de la moneda todavía no han entendido las profundas consecuencias de la expansión de Bitcoin. ¿O será que, en el fondo, las entienden muy bien? También cabe la posibilidad de que, inmersos como están en el fraude del dinero monopólico, ni siquiera le hayan prestado atención.
En cualquier caso, lo que opinen las autoridades acerca de Bitcoin tendrá, en el futuro, tanta relevancia como lo que opina hoy el papa acerca del sexo prematrimonial.
El Ministro de Finanzas de Bélgica, Koen Geens, respondió a una pregunta sobre Bitcoin en el parlamento, comentando que no consideraba que el banco nacional de Bélgica tuviera algo que objetar a la criptomoneda. Además dijo que, por el momento, el uso de Bitcoin está limitado a un puñado de comerciantes.
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Chris D’Costa, presidente de la Fundación Bitcoin de Bélgica, ha estado trabajando junto con un contador local para obtener un pronunciamiento formal en cuanto a Bitcoin por parte del Ministerio de Hacienda. D’Costa admite que la economía Bitcoin belga aún se encuentra en su infancia. Sin embargo, señala que Bruselas es el centro del sistema político europeo.
«Creo que, en el marco de las regulaciones existentes, Bitcoin será clasificado como moneda extranjera, y que será considerado como tal a efectos fiscales. Esto sería muy positivo, ya que sobre la fluctuación cambiaria no rige el impuesto a las ganancias de capital», dice D’Costa.
