(o por qué los faros son mejores que las antorchas)
Por Sam Armstrong (@DrSammyD)
«El lobby al gobierno nunca desaparecerá. Mientras el gobierno tenga el poder de redistribuir la riqueza, las corporaciones siempre tratarán de controlar este poder en su propio beneficio».
Podrías encontrar estas palabras en boca de cualquier defensor de Bitcoin… especialmente aquellos que de manera consistente abogan por la descentralización. La razón por la que el cabildeo nunca desaparecerá es la capacidad del gobierno de dispersar costes y concentrar beneficios.
Esta es una frase clave para cualquiera con interés en la teoría de la elección pública. Explica por qué los gobiernos pueden subvencionar a las corporaciones, y por qué los votantes son ignorantes racionales de estas políticas. ¿Por qué iban a dedicar tiempo a aprender y votar sobre un asunto que tiene tan poco impacto en sus propias vidas? Se encuentran en la situación justamente opuesta a la del lobbysta: beneficios dispersos y costes concentrados. La votación, sin embargo, no es la única ocasión que pone de manifiesto beneficios dispersos y costes concentrados.
Imagina un archipiélago cuyos habitantes estén esperando envíos de mercancías. Los barcos tienen que navegar a través de estas islas, a veces de noche. Inicialmente sus líderes enseñaron a cada una de las personas de estas islas que su deber religioso era ayudar a iluminar el camino para que pudieran pasar estos barcos. Así que todos ellos encendían sus antorchas en la costa de las islas. Con el paso del tiempo, sin embargo, la gente se dio cuenta de que aunque olvidasen encender sus antorchas algunas noches, las otras antorchas de la isla podían guiar a los barcos igualmente, así que algunos empezaron a gorronear las antorchas de sus vecinos. Eventualmente, llegó un punto en que no había suficiente luz, empezó a haber accidentes, y un barcho chocó, perdiendo todo el envío. Esto es lo que se conoce como el problema de los bienes públicos.
Para resolver este problema, alguien inteligente propuso construir faros. Cada persona que hacía un envío tenía que pagar una tarifa al guardafaro de su isla local para asegurarse de que no volviese a ocurrir un accidente. Algunos condenaron esta solución por ser centralizada, y porque tendrían que confiar en que los guardafaros mantuviesen las luces encendidas y no actuasen en connivencia para desviar los barcos a un puerto diferente, donde pudiesen robar el envío… pero el fracaso inicial de la solución de las antorchas fue suficiente para convencer a la mayoría de la comunidad de financiar colectivamente estos faros.
Si todavía no es obvio, las antorchas son nodos completos, los faros son los mineros, y los envíos son la actual cadena según el protocolo consensuado. Tal como expresé con claridad en mi último post, mantener un nodo completo es prácticamente inútil para la mayoría de los usuarios. No sólo eso, sino que tampoco estas antorchas amplían el conocimiento de nadie sobre el consenso actual porque Bitcoin tiene un problema añadido: a los agentes hostiles les resulta muy fácil poner antorchas en medio del agua para desviar a los barcos y hacer que choquen.
Sin embargo, levantar un faro no es tan fácil. ¿Así que cómo se resolvió el problema de crear un faro para proporcionar una señal fuerte de lo que es el verdadero consenso?
Haciendo que sea caro para los deshonestos y rentable para los honestos. Al dar monedas a los mineros por crear bloques, la red recompensaba el poder de cómputo que proporcionaban como señal para todos de cuál es el consenso. Al validar transacciones, recibían tarifas por incluir transacciones en esos bloques. Si un minero crea un bloque con transacciones no válidas, otros mineros simplemente ignorarán ese bloque, volverán a trabajar en un bloque propio en el que puedan reclamar las tarifas del pool de transacciones actual, y minarán la recompensa que el bloque inválido habría recibido.
Así que, en realidad, confiar en el poder de cómputo no es necesariamente suficiente sólo cuando los mineros discrepan respecto al consenso. Esto incluye tanto las hard forks como los ataques del 51%, cuando un actor malicioso con un 51% o más del poder de cómputo de la red decide bifurcar las reglas de consenso. La posibilidad teórica de que los faros fallen en su función adecuadamente incentivada no cambia, sin embargo, el hecho de que los usuarios pueden beneficiarse de otros que monitorizan la red y luego, sólo cuando sea necesario, tomar una decisión consciente sobre qué cadena usar.
Los sacerdotes de los nodos completos han reconocido y lamentado el fracaso del protocolo a la hora de recompensar el mantenimiento de nodos completos. Han apelado al deber religioso y la «educación» para reducir la confianza en los faros e incrementar la confianza en las validaciones escritas en sus implementaciones del protocolo.
Irónicamente, de esa manera se han disparado a sí mismos en el pie, pues han mirado sólo un lado de la ecuación: los costes. Al centrarse solamente en que los costes de mantener nodos completos sean bajos han descuidado, e incluso reducido, los beneficios de mantener uno. Idealmente, mantener nodos completos ni siquiera debería ser barato para todos: debería ser barato para el honesto y caro para el deshonesto.
En mi siguiente artículo discutiré cómo la red ha reducido la utilidad de mantener nodos completos no-mineros para las personas honestas, y cómo tal vez se pueda arreglar esto.