En defensa de HSBC

Una de las últimas noticias que fortalecen a Bitcoin ha golpeado a miles de personas en todo el mundo, entre las que se cuentan –para delicia de la muchedumbre resentida– no pocas celebridades. Me refiero al robo y posterior venta (a distintos gobiernos) y publicación de 60.000 archivos internos del banco HSBC de Ginebra, que incluyen detalles de las cuentas bancarias de sus clientes hasta el año 2008. ¿Pero qué ha hecho toda esa gente? ¿Cuál es el terrible crimen que tanto indigna a los títeres periodistas de los medios masivos de comunicación? ¿Pretender conservar el propio dinero? A continuación, Irdial explica quién es el verdadero criminal en esta historia.


bankFuente: Qntra.net

Por Irdial

 

Traducido al español por majamalu

 

El hecho es que HSBC, a pesar de ser una máquina de dinero fiat bendecida por el Estado, le ha hecho un gran favor a la humanidad al mantener el dinero de esa gente fuera del alcance del Estado. Las mismas personas que desde el Estado nos explican que los ricos no están «contribuyendo a la sociedad» se han comprometido en las últimas 48 horas a destinar dinero robado a los «contribuyentes» a la noble misión de armar a Ucrania con maquinaria fabricada por sus amigos.

La gente que pone su dinero lejos del alcance de las garras de militaristas y socialistas está sirviendo al mundo entero a la vez que sirve a sus propios intereses. Así obligan al Estado a exprimir al hombre común y corriente hasta que sangra por las orejas. Cuando el hombre común ve cómo se está desperdiciando «su dinero» en guerras no declaradas, en rescatar a instituciones «demasiado grandes para caer», y en todos esos catastróficos programas estatales destinados a «resolver» los problemas que el mismo Estado provocó, se irrita con toda razón y ejerce presión sobre el Estado para que se mantenga alejado del negocio de la guerra y tantos otros chanchullos.

Los ricos son más inteligentes y tienen más recursos que el hombre común. Ellos arriesgan más y no se conforman con ser y vivir como todo el mundo. Es por eso que son ricos. Ellos pueden reconocer una estafa a un millar de kilómetros de distancia, y el Estado luce como una estafa, ya que es una estafa. De ahí que utilicen sus recursos para mantener su dinero y otros bienes fuera del alcance del Estado. Tienen razón, y están moralmente justificados a todo nivel.

Lo que les ha faltado durante generaciones es una forma de mantener su dinero a buen recaudo sin tener que depender de un tercero. Ahora que Bitcoin existe, tienen los medios para mantener una cantidad ilimitada de dinero a salvo de los depredadores del Estado. También tienen los medios para mantener en secreto sus fortunas.

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Esto representa el fin del uso de los bancos como refugio seguro para los ricos. También es el fin de la vía libre hacia la información confidencial para los socialistas enfermos de celos y violencia. Y el fin de los empleados miserables que entregan bases de datos a las «autoridades» a cambio de una recompensa.

Por supuesto, las mismas ventajas que los ricos tienen a la hora de mantener su dinero a salvo del robo se extenderán a todo hombre, y a un costo cercano a cero. Los fondos que el Estado obtiene a punta de pistola se secarán, ya que no será capaz de robar de forma automática. Bitcoin es una bendición para todos los hombres, no sólo para los ricos.

Esta historia de HSBC y toda la envidia nauseabunda que esconde será una de las últimas de su especie. En un mundo bitcoinizado, no habrá una base de datos interna que se pueda filtrar, ni un empleado amargado y deshonesto que pueda robar esa información, ni un banco en el que este sujeto pueda trabajar.

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