Por Leandro Fleischer
Solía escuchar a Majamalu hablar acerca de lo que sucedía en los foros de Bitcoin-BTC: los posteos y mensajes borrados, el bloqueo sistemático de usuarios, los insultos, etc. De sus afirmaciones infería que estos espacios se habían convertido en filiales de una especie de secta. Me costaba creer un 100% lo que me decía, hasta que decidí entrar a dejar una opinión en un grupo de Facebook: todo lo que hice fue señalar, sin faltarle el respeto a nadie, los motivos por los que creía que Bitcoin Cash (BCH) es mejor que Bitcoin-BTC.
Majamalu ya me había advertido acerca de lo que me esperaba, y debo decir que tenía razón. Recibí una catarata de respuestas, casi todas conteniendo burlas e insultos. Pero no todas. El único argumento que me presentaron fue uno llamativo: “el mercado ya habló”. Me daban a entender así que, debido a la gran diferencia entre el precio del bitcoin-BTC y el del bitcoin-BCH, las personas ya habían decidido en un mercado libre cuál era mejor.
Es cierto que en el mundo de las criptomonedas no hay imposiciones y cada uno puede elegir libremente. Dicho esto, creo que vale la pena aclarar algo que los fanáticos ciegos de BTC se empeñan en ignorar. La gran mayoría de las personas aún está intentando comprender qué son las criptomonedas, cómo funcionan, cómo se emiten, qué ventajas tienen con respecto a las alternativas, etc. Fueron creadas poco tiempo atrás y, como toda innovación revolucionaria, genera escepticismo y muchas, muchas preguntas.
Pero quienes se permiten dudar e investigar pacientemente, a la larga suelen ser también los que cosechan las recompensas, tal como lo hicieron aquellos que se interiorizaron en el tema desde el principio. Estos pioneros fueron tildados de ingenuos o delirantes, cuando no de criminales, mientras los “especialistas” auguraban la pronta extinción de Bitcoin.
Los que se mofaban de los bitcoiners al principio, apuntando al escaso valor transitorio de la criptomoneda, o bien a las estrepitosas caídas de su precio, son hoy los que se mofan de los que criticamos el cambio negativo que se produjo en BTC, y lo hacen empleando los mismos argumentos que solían emplear los partidarios del dinero fiat y los bancos centrales.
Nosotros solíamos defender a BTC de los ataques que llegaban desde todos los frentes. Lo hacíamos porque entendíamos sus ventajas y creíamos que esta moneda tenía el potencial de competir con el dinero fiat, no de apuntalarlo como hoy proponen los partidarios de BTC. Para nosotros, la existencia de una forma de dinero en efectivo electrónico p2p es indispensable para poner límites a la expansión del poder estatal. Por eso luchamos, desde el principio.
Sin embargo, es necesario reiterar la pregunta que Majamalu hizo en uno de los episodios del podcast “No Hay Almuerzo Gratis”: ¿habría llegado BTC a despegar como proyecto si la propuesta de Satoshi Nakamoto hubiera sido lo que hoy proponen los partidarios de BTC? Es decir, si se hubiera creado una criptomoneda con tarifas altísimas para obligar a la gente a usarla como refugio de valor o para realizar solo transacciones de miles o millones de dólares; o si se hubiera presentado como una alternativa para efectuar transacciones tan o más lentas que las bancarias; o si para enviar bitcoins a un costo inferior hubiera sido necesario apelar a intermediarios; o si sus promotores nos invitaran a seguir usando dinero fiat para casi todas nuestras transacciones… ¿Qué habría pasado?
Al entrar en el actual mundillo BTC, uno tiene la sensación de que muchos de sus miembros llegaron tarde al ecosistema cripto e invirtieron en BTC sin saber muy bien lo que estaban haciendo, y sin tener nociones básicas de economía. Y dado que el aumento del precio del BTC no promueve precisamente la reflexión en esta clase de inversores, reaccionan a la defensiva frente a todo aquello que pueda obligarlos a replantear sus decisiones, como por ejemplo BCH, que aún mantiene vivo el proyecto de Satoshi Nakamoto.
Afirmar que el mercado “habló” es una tontería. El mercado está hablando todo el tiempo; nada es definitivo para el mercado. Quien cree que ya no hay marcha atrás, que nada va a cambiar, o no entiende cómo funciona la economía, o bien intenta hacer una (mala) defensa de su inversión.
Este punto se puede ejemplificar con la competencia entre Whatsapp y otras aplicaciones de mensajería. Recuerdo que años atrás, cuando sólo podían enviarse mensajes de texto a través de Whatsapp, otras apps ofrecían también mensajes de voz y hasta videollamadas. Pero, como dicen, el que pega primero pega dos veces. El mercado, que como mencioné anteriormente está hablando todo el tiempo, también podría haber castigado a Whatsapp si no hubiera avanzado, y es por eso que la empresa mejoró su servicio. De hecho, recientemente, las dudas en cuanto a la privacidad que ofrecía Whatsapp fueron capitalizadas por otras compañías del rubro, como Signal y Telegram, que lograron una visibilidad impensada y un sorprendente aumento del número de usuarios en un brevísimo lapso de tiempo.
Y el castigo del consumidor puede incluso ser más severo en el futuro, ya que el mercado no ha terminado de hablar ni nunca lo hará. Whatsapp decidió tomar cartas en el asunto, mejoró su servicio primero y luego brindó explicaciones para intentar aclarar el problema con la privacidad. Los desarrolladores de BTC hacen todo lo contrario: continúan por el mismo camino con orgullo, y nos aseguran que esto recién empieza; que las tarifas seguirán aumentando y que deberíamos celebrarlo.
Mientras tanto, el mercado sigue hablando, aunque lo quieran callar.