Fuente: Liberty.me
Por Jeffrey Tucker
Traducido al español por majamalu para elBitcoin.org
Todos los días echo un vistazo a las noticias relacionadas con Bitcoin. Antes solía pensar «wow, este es un gran día para Bitcoin…»
Ahora me doy cuenta de que ningún día es «un gran día» para Bitcoin; hay una larga marcha de pequeños pasos en la dirección hacia la que parece estar dirigiéndose. La adopción de nadie en particular es clave. Ninguna mejora puntual del protocolo va a hacer que finalmente sea adoptado en todas partes. Tiene que pasar por un proceso que incluye pequeños pasos hacia la construcción de una infraestructura, la adopción comercial y el lento despertar de la conciencia pública.
No hay un atajo para este proceso. Nosotros los bitcoiners creemos saber hacia dónde se dirige el mercado, y a veces nos resulta frustrante que aún no esté allí. Pero si nos detenemos a pensar en ello, estamos a sólo 5 años del inicio de este proceso, y el progreso ha sido realmente increíble.
No hay atajos para el desarrollo gradual de la infraestructura comercial, la mejora de la tecnología, el método de ensayo y error que debe aplicarse toda vez que se empujan los límites y se experimenta con nuevas aplicaciones. Y no, las dificultades y debilidades propias de cualquier nueva tecnología no pueden ser completamente evitadas, incluyendo estafadores, charlatanes, intentos de manipulación y fallos tecnológicos inesperados.
Los críticos de Bitcoin parecen tener la expectativa de que todo debe funcionar a la perfección ya mismo, o de lo contrario la tecnología es ridícula y no tiene futuro. ¿Por qué pensamos de esta manera? Probablemente porque hemos nacido rodeados de herramientas que ya han pasado por el proceso de adopción. No estábamos allí cuando los trenes solían hacer colapsar los puentes, cuando los corredores de bolsa robaban dinero de las acciones de los ferrocarriles, cuando las casas a menudo se incendiaban por problemas de instalación eléctrica, o cuando los accidentes aéreos eran rutina.
En gran medida, lo que hace que nuestra vida sea hoy tan maravillosa es que muchas tecnologías han sido puestas a prueba hace mucho tiempo. Pero nos hemos acostumbrado a que todas las cosas que valoramos funcionen a la perfección y sean masivamente adoptadas, y tendemos a considerar cualquier progreso que ya está aquí como un derecho humano.
Esto nos hace menos tolerantes al complicado proceso que es inherente a todos los avances tecnológicos.
Recuerdo muy bien cuando salió el iPhone 5: hubo un pequeño problema que causaba la interrupción de algunas comunicaciones. El Congreso pidió audiencias para tratar el tema. Fue una vergüenza. El Congreso nunca inventó nada, y la mayoría de esos fulanos no tienen idea de los tremendos riesgos que supone la actividad empresarial. Ni siquiera saben lo que es hacerse responsable de sus propias acciones legislativas, que habitualmente fracasan y nadie paga por ello.
En lugar de lamentar los obstáculos y los pasos en falso en el mundo Bitcoin, celebremos la oportunidad de ver en tiempo real el nacimiento de un nuevo sistema monetario para el mundo. Y apreciemos cómo es que el progreso se abre camino en el mundo: a través de saltos temerarios a lo desconocido, con todo el poder coactivo alineado en contra de ese avance que a pesar de todo, increíblemente, llega.