El monopolio sobre la emisión de moneda en un determinado territorio es tan ilegítimo – y tiene efectos tan desastrosos – como el monopolio sobre la producción de alimentos, o sobre la atención médica. Si esta afirmación es lógica, y es muy fácil de entender, y además está demostrada hasta la náusea… ¿por qué, entonces, tanta gente opina lo contrario? En gran medida, porque hay un monopolio sobre los programas educativos – que se encuentra en la raíz de todos los otros monopolios.
Hace falta una gran dosis de violencia cotidiana, especialmente dirigida a los niños más inteligentes, para enseñarles que la mejor forma de lidiar con los problemas es recurriendo a la violencia (impuestos, regulaciones arbitrarias, intimidación, castigos para los “rebeldes”, etc.)
“Dadme un niño de hasta nueve años y será mío para toda la vida”, decían los jesuitas. Pero tenemos malas noticias para los encargados de adoctrinar a las nuevas generaciones: Internet llegó para quedarse. Les deseamos mucha suerte intentando vender su historia oficial a un joven despabilado con acceso a la web, o explicando las bondades del dinero de curso forzoso a un joven que, sin cuenta bancaria ni tarjeta de crédito, puede enviar bitcoins a cualquier parte del mundo con la misma facilidad que envía un e-mail. Van a necesitarla.