La memoria de Bitcoin

memoria-bitcoin
Image by Alexander Baxevanis

 

«Cualquier asignación de recursos que, en un determinado entorno, sea factible por medio de la moneda, es también factible por medio de la memoria.»

 

«Puede que la moneda [tal como la conocemos] sólo sea un sustituto imperfecto de métodos de almacenamiento y acceso a la información de alta calidad.»

«La disminución de los costos de almacenamiento y acceso a la información podría representar una amenaza para el monopolio gubernamental sobre la emisión de moneda.»

Estas no son citas de un tecno-utopista exaltado, sino –por extraño que parezca– del presidente del Banco de la Reserva Federal de Minneapolis, Narayana Kocherlakota. En el año 1998, Kocherlakota escribió un paper titulado «Moneda es Memoria», que pasó mayormente desapercibido hasta fechas recientes. Hoy, el redescubrimiento de esta obra visionaria inspira reflexiones como la siguiente:

La memoria de Bitcoin

Siempre y cuando sea factible, mantener un registro (memoria) de quién le debe a quién, y cuánto, es sin duda la forma más sencilla de realizar transacciones en una sociedad. Por desgracia, hasta hace poco la tecnología para organizar esa clase de información a gran escala no existía: la actualización de todos los registros en un libro contable distribuido habría resultado un proceso demasiado lento, y habría requerido atención permanente por parte de los encargados de verificar y actualizar los registros, además de una confianza casi ciega en su capacidad y en sus buenas intenciones.

Aunque las nuevas tecnologías hoy resuelven todos esos problemas, es comprensible que, hasta ahora, la gente haya tenido que emplear medios físicos, y luego sistemas fiduciarios centralizados, a pesar de todas sus desventajas. No había otra opción; la tecnología no estaba diponible aún.

Sin embargo, dado que ahora tenemos la tecnología necesaria para mantener registros contables (memoria) descentralizados a escala global, podemos prescindir tanto de las formas de moneda no teletransportables y difíciles de ocultar como de las autoridades monetarias – tan fácilmente corruptibles–.

En cierto modo, Bitcoin es una vuelta a la simple contabilidad familiar, en donde la confianza no es un problema –pero esta vez no porque confiemos los unos en los otros, sino porque la confianza ni siquiera entra en la ecuación–.

Ver texto original, en inglés