Mito: Los primeros en adoptar a Bitcoin se enriquecieron injustamente

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Image by HikingArtist/Flickr

 

Dado que este mito se halla tan estrechamente ligado a la envidia, hemos decidido responderlo de esta manera:

 

 

Carta abierta de un bitcoiner a un envidioso

No bastó con reconocer el potencial de Bitcoin y adoptarlo prematuramente (¡que no es poco!) para llegar a amasar una fortuna en bitcoins; también hubo que conservar la fe a pesar de las tempestades y las tentaciones. En 2011, por ejemplo, NO venderles los propios bitcoins a las «manos fuertes» recién llegadas resultó ser para muchos un desafío más arduo que obtener esos mismos bitcoins en 2010 – y eso que apostar a Bitcoin en 2010 iba en contra de todos los pronósticos.

Hoy, gracias a la visión, la constancia y el temple que han demostrado en el pasado, muchos early adopters son ricos, lo que les permite encabezar o financiar emprendimientos relacionados con Bitcoin. ¿Es esto un problema? Todo lo contrario: es la prueba más cabal de que el sistema de incentivos ideado por Satoshi Nakamoto funciona maravillosamente.

En lugar de perder el tiempo envidiando a los early adopters, agradéceles el haber hecho todo esto posible. Fueron ellos quienes le dieron a Bitcoin el impulso necesario para que sobreviva a las primeras etapas de su desarrollo, a cambio de una recompensa prácticamente nula, mientras casi nadie les prestaba atención. Fueron ellos los blancos predilectos del sarcasmo, la difamación y el desprecio, una vez que los medios masivos de comunicación empezaron a tomar nota de Bitcoin… y a destilar su veneno.

Si en aquél entonces te dejaste llevar por al rebaño, esta es tu oportunidad de reconocer que estabas equivocado. Reclamarle justicia a un sistema monetario imposible de manipular, completamente voluntario, transparente y abierto – en otras palabras, al sistema monetario más justo que ha existido jamás – ya es absurdo. Pero es que además no hay nadie a quién reclamar, pues no hay una entidad capaz de modificar unilateralmente las reglas de Bitcoin.

Aquí no hay pirámide, no hay licencias obligatorias, ni regulaciones arbitrarias, ni privilegios de ningún tipo; de modo que si quieres acumular bitcoins primero tendrás que ganártelos. No lo tomes como un desafío; tómalo como una invitación: muéstranos de qué eres capaz y así nos beneficiaremos todos. En el futuro, al fin y al cabo, los bitcoiners más ricos no serán los antiguos mineros, sino los empresarios que mejor sirvan a sus clientes.